estimulación cíclica de los neurotransmisores, los mensajeros de la información entre las neuronas. Nuestro reloj biológico, la glándula pineal responde a la luz diurna y favorece la producción de serotonina que activa la atención y estimula la actividad. Por el contrario, en ausencia de estímulos luminosos, aumenta la melatonina que induce al sueño.
La falta de ritmos luminosos naturales, altera el ciclo melatonina-serotonina, lo que causa
somnolencia y decaimiento matinal e insomnio de noche. Hay estudios que señalan que el 30% por ciento de la población mundial, la mayoría de los países desarrollados, sufre insomnio crónico.
En los ambientes cerrados, la iluminación artificial escasa y de intensidad constante monótona, nos aísla de los ciclos estacionales y diurnos de la luz solar. Los síntomas que aparecen como resultado son depresión, tristeza, pérdida de energía, disminución del impulso sexual, escasez de contactos sociales y familiares, descenso de la actividad diaria, irritabilidad, ambientes oscuros, aumento importante del apetito en especial por carbohidratos y dulces.
Es por ello que precisamos una luz brillante y de una intensidad mínima entre ochocientos y mil lux, que diga a nuestro sistema nervioso que ya es de día, y nos despierte el ánimo, sin necesidad de
estímulos químicos como el café o el tabaco.
Con la práctica regular del Fosfenismo se consiguen ideas mejor estructuradas; es una herramienta importantísima en el control del fracaso escolar y mejorar la memorización.
El Fosfenismo te ofrece la posibilidad de
aprender a depurar las emociones a través de la luz, trabajar a nivel terapéutico contigo mismo y tener una mayor capacidad de concentración y un mejor tono vital.