En la vida de las sociedades modernas los malos hábitos alimenticios, el stress o el sedentarismo han propiciado el aumento de enfermedades crónicas inflamatorias, alergias e intolerancias diversas o la proliferación de enfermedades autoinmunes. Además hay que añadir trastornos del aparato digestivo como estreñimiento, colon irritable, reflujo gastroesofágico, hinchazón abdominal, gases o digestiones pesadas.

Las enzimas digestivas son la solución a la mayoría de estos problemas: Su mecanismo de acción es muy amplio y depende del momento de su ingestión.

 

Las enzimas digestivas son, molecularmente hablando, proteínas. Su función no es constitutiva de tejidos sino que funcionan como catalizadores de las reacciones químicas que se producen en el organismo para asimilar los nutrientes en el proceso digestivo.

TIPOS

Según el nutriente que descompongan, las enzimas digestivas que produce nuestro cuerpo se dividen en:

• Amilasas: descomponen los hidratos de carbono en azúcares simples.
• Lipasas: ayudan a disgregar las grasas.
• Proteasas: descomponen las proteínas en aminoácidos.

 

DÓNDE SE ENCUENTRAN

• Las amilasas se encuentran principalmente en la boca y en el páncreas.
• Las proteasas son segregadas de forma inactiva por el páncreas y se activan en el estómago.
• Las lipasas son secretadas por el páncreas y actúan en el intestino delgado.

PARA QUÉ SIRVEN

Las enzimas digestivas ayudan a acelerar el proceso de descomposición y asimilación de los nutrientes y a que éste se realice de manera efectiva y en el menor tiempo posible.

DÉFICIT DE ENZIMAS

Un déficit de enzimas digestivas es causa, por lo tanto, de la ralentización de las digestiones. Esto provoca, en primer lugar, una hinchazón abdominal producido por los gases de la fermentación y putrefacción de los alimentos sin digerir que realizan las bacterias del intestino grueso. Asimismo pueden producirse carencias nutricionales al no absorberse correctamente los nutrientes. Otros síntomas asociados son el mal aliento, el estreñimiento, dolor abdominal después de comer, incluso la obesidad ya que al no descomponerse, las grasas acaban almacenándose.

Uno de los casos más típicos es el “hambre a todas horas” ya que aunque se realice una ingesta de alimentos suficiente, al no haber aprovechamiento de nutrientes, el cuerpo siente la carencia y vuelve la sensación de hambre.

ALERGIAS E INTOLERANCIAS

Las alergias alimentarias se producen en muchas ocasiones por el paso al torrente sanguíneo de moléculas sin descomponer completamente y que no son reconocidas por el organismo, desencadenándose el mecanismo de defensa del sistema inmune y la liberación de histamina.

Las enzimas digestivas son fundamentales para que esto no ocurra y todos los nutrientes sean metabolizados correctamente y aptos para pasar a sangre.

En el caso de las intolerancias, como la frecuente a la lactosa, ocurre lo mismo. Aquí se produce un déficit de la enzima lactasa que descompone el azúcar de la leche.

ENZIMAS DE LOS ALIMENTOS

Con el paso del tiempo las enzimas que produce nuestro cuerpo se van agotando, y las que ingerimos con la alimentación resultan hoy día insuficientes, por lo que se hace necesario suplementarlas.

Las enzimas se destruyen a partir de 30 grados y con el uso de pesticidas y herbicidas por lo que nos quedan las frutas y verduras frescas orgánicas como única opción para su consumo. Quedan fuera por tanto los zumos pasteurizados o verduras envasadas o enlatadas. Los germinados son una excelente elección, así como algunos fermentos.

ADMINISTRACIÓN

Como suplementación, para ayudar al proceso digestivo, las enzimas se deben de ingerir durante las comidas.

Pero lo que hace de las enzimas digestivas un suplemento altamente aprovechable es que además posee una potente acción antiinflamatoria. Cuando lo que queremos es utilizar las enzimas como antiinflamatorio debemos ingerirlas fuera de las comidas.

Existen gran variedad de suplementos que poseen toda la gama de enzimas, incluso para vegetarianos y veganos.

 

ENZIMAS VEGETALES

Las enzimas vegetales más utilizadas son la papaína y la bromelina presentes en la papaya y en la piña respectivamente. Son enzimas proteolíticas, ayudan a la digestión de las proteínas.

Existen estudios que corroboran la eficacia de la bromelina, ingerida fuera de las comidas, para reducir inflamaciones en enfermedades autoinmunes como artritis reumatoide y otras enfermedades inflamatorias como Crohn o colitis ulcerosa.

Además, se ha comprobado que contribuye a la reducción de esguinces por su acción inhibidora de algunas prostaglandinas, para curación de hematomas, y mejora de varices e insuficiencia venosa. Para deportistas, disminuye la inflamación y dolor después del exceso de esfuerzo físico.

Las enzimas digestivas se hacen imprescindibles en patologías como diabetes o cuando se ha quitado la vesícula, así como al ir envejeciendo ya que se van perdiendo las que el organismo produce por sí mismo.

Las enzimas no solo ayudan a aliviar todas las molestias del aparato digestivo sino que colaboran a que la absorción de los nutrientes que ingerimos con la alimentación sea más eficaz, incrementando su valor nutricional y ayudando, por consiguiente, a mejorar sustancialmente el estado general de la salud.

 

Asunción Martí Martí
Naturópata Nutricionista colaboradora de El Vergel
www.elvergelecologico.com