«Tú no me entiendes» fue un libro de éxito de los años 90, en el que Deborah Tannen proporcionaba unas cuantas claves sobre las dificultades de comunicación entre mujeres y hombres. Durante años me centré en ampliar dichas claves añadiendo otros mapas teóricos y aplicándolos en las terapias de pareja. Con el tiempo, las amplié a otras dificultades de comunicación entre niños y adultos, jóvenes y viejos y, hoy día, entre grupos de edades con distancias de cuatro o cinco años.
También me desconcertaba la incomunicación entre personas de distinto nivel cultural, a pesar de adaptar el lenguaje; entre personas de diferente clase social, a pesar de ser yo un desclasado algo marginal; entre personas de posiciones políticas antagónicas o de creencias religiosas desfasadas, a pesar de mantener una actitud dialogante, de escucha y apertura a lo diferente…
El eneagrama, como mapa psicoespiritual de 9 tipos de personalidad con visiones diferentes del mundo y 27 subtipos bien definidos, me sirvieron durante más de tres lustros para poder comunicar con todo tipo de personas. Sin embargo, siempre encontraba un límite. Bien de contenidos de los que no se podía hablar o bien de niveles de profundidad de los que no se podía pasar.
Y como todo esfuerzo tiene su premio y no existen las casualidades, sino las sincronías, recientemente recibí un correo electrónico de alguien interesado en los grupos de hombres que facilito. Llegaba desde Berlín a Madrid, para traducir a una personalidad relevante que venía de Estados Unidos. Y uno que cree estar al corriente de casi todo, descubre su ignorancia. Era la primera vez que oía hablar de Don Edward Beck, consultor en desarrollo sociocultural basada en valores. Entre sus logros, realizó más de 63 viajes a Sudáfrica entre 1981 y 1988, y documentó su colaboración en la abolición pacífica del apartheid en el libro The Crucible: Forging South Africa’s Future, (1991) escrito en colaboración con Graham Linscott, escritor y periodista sudafricano.
«Mi papel era el de cambiar las categorías que la gente utilizaba para describir a los grupos de África del Sur, sustituyendo referencias de ‘clase’, ‘grupo étnico’ y ‘género’ por patrones de sistemas de valor y dinámicas de cambio… Nelson. Mandela buscaba una sociedad que no fuera racista, étnica, tribal, dividida por el género; una sociedad basada en el respecto humano y la responsabilidad mutua».
Tras el fin del apartheid, Nelson Mandela llamó a Don Beck para que fuera el coach psicológico de los Springboks, el equipo de Rugby de Sudáfrica, que por primera vez llegó a ser multirracial y ganó el campeonato del mundo en 1995. Don Beck estuvo en Madrid el pasado mes de octubre (2012), para participar en las Jornadas anuales de la Asociación Integral Española, que difunde las enseñanzas de Ken Wilber, impartir un seminario sobre la Dinámica Espiral, en la que basa sus investigaciones y su acción, y participar en una de las asambleas de Sol del 15-M.
(http://www.youtube.com/watch?v=SwUT3KTS6CU&t=34m45s).
Tuve la oportunidad de acudir al inicio de su seminario, no sin cierta prevención, pues me habían dicho que había defendido a George Bush en su invasión de Irak. A la media hora de iniciado el seminario, insistió en que preguntásemos cualquier cosa antes de proseguir. Esa apertura franca me animó a formular la primera pregunta: «Vista la evolución de los acontecimientos, ¿sigue manteniendo la misma postura sobre la invasión de Irak?». Aun sin responder directamente la cuestión, sus palabras hicieron caer mis barreras: «He sido amigo de Bush mucho antes de que fuese gobernador de Texas (1992). Hace más de diez años que no me habla y además nunca comprenderá nada de los niveles de conciencia en espiral que le he intentado explicar varias veces, pues está en nivel beige (inferior). Por otro lado, los que me critican, ¿qué hacen?». Días después viajaba a Egipto, invitado por el presidente egipcio, para estudiar la evolución de su primavera árabe.
Don Beck ha desarrollado, junto con Christopher C. Cowan (cofundador del Centro Nacional de Valores), las investigaciones de Clare W. Graves (1914 – 1986), psicólogo, profesor e investigador estadounidense, creador de una epistemología que reconcilia e integra las diferentes escuelas psicológicas, eliminando los techos y tapaderas que cada uno de ellas pone a la evolución del ser humano. Durante 20 años recopiló miles de testimonios que fue clasificando hasta llegar a elaborar la Teoría de la emergencia cíclica de los niveles de existencia biopsicosociales: «la psicología del ser humano maduro sería un proceso emergente y oscilante, que se despliega en forma de espiral y que se caracteriza, a medida que van cambiando sus problemas existenciales, por la subordinación progresiva de sistemas de comportamiento antiguos a sistemas nuevos y más complejos.».
¡Por fin la psicología salía del ámbito clínico de diagnóstico y tratamiento de trastornos de personalidad, y del desarrollo personal individual!, explicando la historia de la humanidad y su posible evolución a partir de ocho niveles-procesos de existencia. La interacción entre el sistema cerebro/mente y las condiciones externas de vida constituyen el eje central del modelo de la Espiral, que va integrando una mayor complejidad en cada nivel.
Ken Wilber, filósofo de la conciencia, es uno de los más importantes difusores de la Dinámica Espiral, modelo que incluyó en su obra, a partir de su libro «Una teoría de todo» (Editorial Kairós), tras conocer a Don Beck, a quien ha incorporado como profesor e investigador de su Instituto Integral. La Dinámica Espiral es un modo de pensar sobre las complejidades de la existencia humana y las organizaciones. Explica cómo se forman nuestros valores, y ofrece un modelo de análisis muy eficaz para establecer una trayectoria para el cambio.
Este sistema conceptual ha sido aplicado en algunos entornos complejos, como los barrios conflictivos de Chicago y los suburbios de Ciudad del Cabo. Durante más de tres décadas, Don Beck ha utilizado este enfoque con líderes de Sudáfrica, Islandia y Gran Bretaña, así como en procesos de mediación en el intrincado conflicto entre Palestina e Israel.
Personalmente la psicoterapia siempre me quedaba corta, si la transformación producida en personas individuales no irradiaba y se manifestaba en su entorno familiar, laboral, comunitario y, en alguna medida, planetario. Este mapa concilia lo individual y lo social, explica las la inevitabilidad de las múltiples crisis actuales y apunta soluciones viables. Esto, siempre que las jerarquías que se establecen se entiendan correctamente como jerarquías funcionales y no como jerarquías de dominio.
Simplificando en unas líneas, la Dinámica espiral afirma la existencia de ocho niveles de conciencia, que identifica con ocho colores: a medida que se pasa de uno a otro se arrastra tanto lo integrado como lo no totalmente resuelto del nivel inferior, además de de coexistir niveles en fase de transición. De abajo hacia arriba serían:
1. Beige: Sentido de supervivencia, pensamiento instintivo, centrado en los alimentos, la procreación, y la autoprotección.
2. Morado: Preocupación por los ancestros, pensamiento animista, manifestaciones tribales, ritos, rituales, tabúes, tradiciones. Sigue la tradición y las formas rituales del grupo.
3. Rojo: Poder de los dioses. Pensamiento egocéntrico. Potencia el individualismo, el dominio y la conquista. La naturaleza está para ser explotada.
4. Azul: Estabilidad y orden. Pensamiento absolutista. Moralismo, disciplina, normas y costumbres. Conformismo. Cultura sociocéntrica.
5. Naranja: Resultados y logros. Pensamiento estratégico pragmático. Consumismo, imagen y estatus. Crecimiento ilimitado.
6. Verde: Afiliación. Consenso. Manifestaciones igualitarias, se valora el compartir, la autenticidad, el sentido de comunidad. Unirse para crecer juntos.
7. Amarillo: Integración de procesos. Pensamiento sistémico e integrador. Interdependencia y flexibilidad. Aceptación de la incertidumbre. Conocer para evolucionar.
8. Turquesa: Visión global. Pensamiento holístico. Conexión con toda la vida. Mentalidad empírica, trans-personal y trans-subjetiva. Promueve la conciencia colectiva y la comunidad global. Objetivo: la supervivencia de la vida en la tierra.
Desde este sencillo mapa, si alguien está mayoritariamente en uno de estos niveles, es difícil que no se vea amenazado y se oponga a cualquiera de los niveles superiores, a no ser que esté sufriendo una crisis biológica, existencial, emocional y/o e valores. Y eso es lo que está ocurriendo actualmente gracias, en parte, a la actual crisis políticoeconómica. Los niveles de salud integral y de armonía, de realización personal y social, no son escalones finales que hay que alcanzar, sino procesos complejos para vivir y desarrollar. Somos crisálidas de seda, en proceso continuo de convertirnos en mariposas. Mariposas cegadas aún por la luz que envuelve el capullo con el que nos protegemos de los ineludibles cambios a los que la vida nos empuja.
Alfonso Colodrón
Terapeuta Gestaltico y
Consultor Transpersonal