¿Y, ahora qué hago con mi vida?
Dar el siguiente paso en nuestra vida con la certeza de que es el correcto.
Continuamente nos enfrentamos a encrucijadas en el camino, y debemos decidir y asumir las consecuencias. Pero no existen errores, solo desviaciones del camino, que tarde o temprano nos llevarán a recorrer nuestra propia senda, la que nos acerca a nuestro ser, a nuestra presencia…
Es fundamental avanzar; el movimiento es vida y la vida nos hace crecer.
Estamos tomando decisiones que afectan tanto a nuestro presente como a nuestro futuro. Lo hacemos de forma automática, espontánea y eficaz.
Cuando enfrentamos elecciones que consideramos que tienen una repercusión mayor en nuestra vida, a menudo olvidamos esa simplicidad, esa conexión interior que es tan evidente en las pequeñas decisiones cotidianas. Por ejemplo, al ir al mercado y decidir entre naranjas o manzanas, tomamos una decisión rápida y fácil, conscientes de que mañana podemos adquirir lo que no elegimos hoy. Las consecuencias son mínimas.
Pero ¿realmente es tan distinta la situación al considerar dejar un trabajo, finalizar una relación, cambiar de residencia o emprender un negocio?
El miedo surge de la necesidad de control. Queremos saber no solo que hay agua en la piscina, sino también la temperatura, el pH y la profundidad.
Sin embargo, la vida es impredecible; eso es parte de su magia. Por más que te prepares y midas, tu experiencia al lanzarte a la piscina es única y depende de múltiples factores. Solo al hacerlo descubrirás qué sucede.
En estos tiempos, algunas de las lecciones vitales que debemos aprender son el desapego y la confianza. Es momento de dar el paso, sabiendo que el suelo aparecerá bajo tus pies. Tal vez no sea el suelo que esperabas, pero siempre será el que necesitas.
Una de las mayores fuentes de ansiedad y desasosiego es la incertidumbre. Una vez tomada la decisión, la calma regresa y, para bien o para mal, la suerte está echada.
Pero ¿por qué nos atormentamos en el proceso? Si esperas obtener una respuesta que satisfaga a tu mente, es probable que nunca llegue. Podrías pasar años dando vueltas a las mismas preguntas sin llegar a ninguna conclusión, incluso después de elegir, tu mente puede seguir persiguiendo la opción no tomada, preguntándote qué hubiera pasado si…
Sabemos lo que necesitamos, pero para escucharlo es necesario despojarnos de creencias, consejos, miedos y expectativas.
La vida es una continua crisis, es decir, cambio. Y el cambio es lo único que permanece.
Entonces, ¿cómo podemos conectar con esa certeza, con esa sabiduría interna, con nuestra intuición que sabe cuál es el camino?
A continuación, te presento algunas propuestas que pueden ayudarte a conectar con lo que realmente necesitas:
• Soledad y silencio: Dedica un tiempo diario a estar a solas contigo, en silencio externo e interno. Practica algún tipo de relajación o meditación que te ayude a disminuir el ritmo mental. Si no le das la oportunidad de expresarse, la respuesta nunca llegará.
• Cuidado personal: Presta atención a tus alimentos, pensamientos y el entorno en el que te encuentras. Lo que consumes y cómo piensas distorsiona la información biológica que tu cuerpo interpreta. Mantenerte saludable y en un entorno positivo te facilitará la conexión contigo mismo.
• Abre tu mente a nuevas posibilidades: Siempre hay más alternativas de las que inicialmente contemplas. Sé generoso contigo y con la vida. No te limites.
• No tematices en exceso: A veces no es necesario elegir. Puedes tenerlo todo. Las normas las estableces tú. Eres más libre de lo que crees; no descartes opciones por miedo a sus consecuencias.
• Identifica lo que no quieres: Si no sabes lo que deseas, es posible que sí sepas lo que no quieres. Evalúa tu experiencia para saber dónde no quieres estar.
• Simplifica: Toma la decisión que debes hoy y avanza. Mañana, frente a la próxima encrucijada, tomarás decisiones basándote en el contexto del momento. Preocuparte solo te hará perder energía y obstruirá tu avance.
• Atrévete: Ser valiente no significa no sentir miedo; implica avanzar a pesar de él. A menudo, me he arrepentido de las cosas que no he hecho. Las decisiones que tomé, aunque no fueran las mejores, siempre me enseñaron algo.
• Permítete cambiar de opinión: Nadie tiene la verdad absoluta. Evoluciona y ajusta tus decisiones según la experiencia.
• Libérate de expectativas: Reconoce tus patrones de comportamiento y despréndete de presiones externas. Sé auténtico, porque eso es lo que viniste a hacer.
• Conéctate con el placer: Cuida de ti mismo con amor. Todos enfrentamos carencias afectivas. El adulto que eres ahora debe asumir la responsabilidad de satisfacer tus necesidades.
• Aprender de los demás: Las personas en tu vida te ayudan a desarrollar lo que ya eres. Nadie puede darte lo que no posees.
• Conéctate con la naturaleza: Pasa tiempo al aire libre para fluir con los ciclos de la vida.
• Nutre tu intuición: Confía en los mensajes de tu intuición. Cuanto más lo hagas, más fuerte será tu conexión.
• Escucha a tu cuerpo: Durante minutos de introspección, lleva cada opción a tu cuerpo. Observa las sensaciones que produce. Eso te guiará hacia tu camino.
Ahora necesitas dar pasos hacia tu propósito. Crea un plan de acción a corto, medio y largo plazo. Comprométete contigo mismo a realizar esas metas concretas. Revisa y actualiza tu plan según tu evolución.
Y recuerda esta pregunta: ¿Esto me acerca o me aleja de mi propósito divino? ¿Esto me acerca o me aleja de mis anhelos más profundos?
Sonia Alonso (Sedna)
Creadora Técnica Sirio de Armonización Energética
Directora Formación Doulas Nacer y Renacer
www.naceryrenacer.com