Tenemos a nuestro alcance un tratamiento económico, sencillo y poderoso para alcalinizar la sangre: el oxígeno.

Una buena ventilación pulmonar eleva el nivel de oxígeno en la sangre y disminuye el anhídrido carbónico. Esta acción incrementa la alcalinidad en el organismo. En las medicinas milenarias ya se relacionaba la presencia o ausencia de oxígeno en las células con la salud o la enfermedad

¿Por qué una buena oxigenación alcaliniza la sangre?

La función de la hemoglobina

Las células precisan para su metabolismo oxígeno, igual que la llama de una vela necesita oxígeno para seguir encendida. El 90% de la oxidación metabólica se realiza gracias al oxígeno que respiramos. Una buena mecánica respiratoria, completa y profunda, tiene dos funciones fundamentales. Por un lado, abastecer oxígeno, procedente de los 70 metros cuadrados de alvéolos pulmonares, a todas las células del organismo a través del torrente sanguíneo gracias a la hemoglobina (glóbulos rojos), cuya función principal es la de transportar el oxígeno.

Y por otro lado, los glóbulos rojos drenan a través del sistema circulatorio gran cantidad de dióxido de carbono procedente de la respiración celular hacia los pulmones eliminándose al exterior.

Además, la acidosis metabólica -niveles bajos de pH sanguíneo- expulsa el oxígeno de las células produciendo enfermedades. Uno de los factores de la acidosis es la presencia de una tasa elevada de anhídrido carbónico en sangre pues la acidifica, provocando enfermedades.

El estado normal de un organismo vivo y sano es aquel en el que sus células tienen un metabolismo oxidativo óptimo. Los nutrientes y el oxígeno se utilizan para generar energía (ATP), logrando un funcionamiento correcto del organismo.

Si a las células del cuerpo no les llega oxígeno morirán, y en su descomposición generarán un medio mucho más ácido. Sin embargo, algunas células tratan de sobrevivir aislándose y creando un medio en el cual no necesiten oxígeno para crear energía. El cáncer no es más que un intento desesperado en el que las células tratan de sobrevivir en un medio excesivamente ácido, generando un alto nivel de alcalinidad en su interior para defenderse y desarrollarse sin oxígeno.

Hay que mantener un pH equilibrado

El plasma sanguíneo debe mantener un nivel alcalino ligeramente alcalino, manteniéndose en un estrecho margen de 7,35 a 7,45. Un pH 7 es un valor neutro, si desciende por debajo de 7, entonces la sangre se acidifica. Si se transgreden estos límites, la sangre pierde su capacidad de transporte y almacenamiento de oxígeno en los glóbulos rojos, así como la capacidad de eliminación de los residuos de la respiración celular, dando lugar a diversas enfermedades.

De como la respiración incide en el pH, Una respiración completa, larga y profunda alcalinizará la sangre (dando más resistencia al organismo) y una respiración superficial y corta la acidificará. La alcalinización de la sangre viene dada por la cantidad de oxígeno que hay en sangre.

En el cáncer:

El cáncer no necesita oxígeno para vivir, es anaeróbico. Toda forma de cáncer tiene dos factores fundamentales: la acidosis y la hipoxia. El doctor Otto Warburg, Premio Nobel 1931 y director del Instituto Max Planck de Fisiología Celular, investigó el metabolismo de los tumores logrando transformar células sanas en cancerígenas reduciendo el aporte de oxígeno en las mismas. Otto Warburg afirmó: «La falta de oxígeno y la acidosis son las dos caras de una misma moneda: cuando usted tiene uno, tiene el otro […]. Las substancias ácidas rechazan el oxígeno; en cambio, las substancias alcalinas atraen el oxígeno». «Privar a una célula de 35% de su oxígeno durante 48 horas puede convertirlas en cancerígenas». Continúa diciendo: «Todas las células normales tienen un requisito absoluto de oxígeno, pero las células cancerosas pueden vivir sin oxígeno – una regla sin excepción». Y por último: «Los tejidos cancerígenos son tejidos ácidos, mientras que los sanos son tejidos alcalinos».

Una buena mecánica respiratoria es el secreto para alcalinizar la sangre gracias a una óptima tasa de oxígeno

La respiración es una de las funciones más significativas del organismos. En la antigüedad se investigó ampliamente los efectos de la respiración en los diversos sistemas del organismo humano. Se otorgó una gran importancia a la aportación de oxígeno del hálito vital para la salud física, psicoemocional y espiritual.

El mal hábito respiratorio es uno de los factores que más baja el pH. Una mala respiración acidifica y una buena respiración alcaliniza. Cuanto más profundo se respire, más oxígeno habrá en sangre y más fácilmente se removerán los ácidos ya que el oxígeno elimina el dióxido de carbono de los tejidos y fluidos, alcalinizando la sangre
Hay diferentes vías para mantener el organismo en un nivel de pH apropiado, las dos más importantes son la respiración y la alimentación que alcaliniza la sangre. Otros factores que alcalinizan la sangre son el ejercicio físico, los pensamientos teñidos de sentimientos saludables, etc.

El oxígeno da vida. Es un nutriente saludable, un comburente indispensable para el metabolismo celular. Un catalizador reactivo necesario para la combustión de los elementos en la célula produciendo óxido-reducción. Los alimentos son el carburante o combustible y el oxígeno es el comburente, la combustión engendra la vida. En la combustión se origina dióxido de carbono, un residuo tóxico que tiende a acidificar la sangre. Los alimentos son como el carbón que metemos a la caldera que junto con el oxígeno arde produciendo calor y dejando residuos, escorias que hay que sacar para dejar limpia la caldera.

El oxígeno, junto con los nutrientes, engendra vida en el organismo, es la fuerza generatriz de la existencia, sin él, la vida desaparece. Cada célula del cuerpo humano es como un atanor, es decir, un espacio alquímico en donde el oxígeno es el catalizador transmutando los nutrientes. Es la piedra

Respiraciones completas, largas y profundas

La respiración es un asunto de diferencia de presiones, para ello la mecánica respiratoria tiene que estar libre de bloqueos. La respiración correcta es aquella en la que el tronco, con sus tres anillos: inferior, medio y superior, están lo suficientemente «sueltos» pues de ese modo, el diafragma podrá descender correctamente y llenarse de aire los pulmones en su plenitud. La inspiración, desde el principio hasta el final, es como una flecha descendente cuya punta va hacia la zona lumbo-sacra; la inspiración es descendente y expansiva. La zona lumbo-sacra tiene que expandirse durante la inspiración, su expansión significa que el diafragma se está descupulando o descendiendo óptimamente, especialmente por el hemidiafragma posterior. Esta zona lumbar (espalda inferior) corresponde al sector posterior del tan tien o hara, la puerta de la vida (ming). men). El hara es el centro vital del hombre, su significado más certero es llegar a ser.

Al entrar el aire en los pulmones se produce un aumento de presión en los alvéolos pulmonares, lo que da lugar al intercambio de gases en el cual el oxígeno pasa al torrente sanguíneo hacia el corazón y éste la distribuye a todas las células del cuerpo

El dióxido de carbono, resultado de la combustión, retorna a través del torrente sanguíneo al corazón, donde es bombeado por éste hasta los capilares de la corteza de los alvéolos pulmonares, expulsando el dióxido de carbono al exterior.

Si nuestra respiración es natural y profunda, la presión en los alvéolos será elevada y se difundirá una gran cantidad de oxígeno de los alvéolos al sistema sanguíneo. Si a esta respiración le añadimos la capacidad de «saborear» cada inspiración y espiración que hacemos, entraremos en un estado de expansión lleno de beneficios, entre otros: revitalización del organismo por el oxígeno y el prana y un aumento de serenidad psicoemocional en donde el estado de conciencia plena se hace más presente.

Carlos Velasco
Psicólogo
www.psicoterapia-transpersonal.es