El destino fue amable, el destino lo quiso, el destino nos acercó y me concedió la gran fortuna de poder tratar a un ser tan extraordinario como era Baba Shivananda de Benarés. Desencarnó hace tres años, pero su esencia siempre está presente. Es cada día motivo de inspiración para mí. Ha dejado una huella indeleble en mi alma. Era el ejemplo vivo de que se puede ser profundamente feliz y estar en todo momento en paz, sin tener nada material. Vivía cada momento con plenitud, contento y buen humor. Nos quisimos y nos seguiremos queriendo siempre. Ha sido uno de mis “coincidentes vitales” que más me han llegado alma y más me han enriquecido.
Muchas causalidades o “coincidencias cargadas de sentido” tuvieron que darse para que finalmente yo acudiera a Benarés a conocerle y fundirnos en un inmenso abrazo. Después volvería otras veces a encontrarme con él. En una de esa ocasiones me hizo un obsequio de valor incomparable. Me entregó un cuarderno con tapas de hule rojas y en su interior había escrito para mí, con amor, sus pensamientos más íntimos. Se han publicado en una bonita obra titulada “El Misterio del Planeta”. Comparto ahora con vosotros algunos de estos reveladores pensamientos, impregnados de sabiduría.
– Hay que saber mirar y mantener la calma ante todo. Ecuanimidad. Todos somos como los dedos de una gran mano cósmica y tenemos que aprender a conectar con ella, de la que en realidad nunca hemos estados desconectados.
– El corazón de todas las criaturas es el mismo. El ego es el que se interpone entre uno y su ser real.
– La muerte es la hermana del sueño. No hay tiempo que perder.
– El camino verdadero de la vida consiste en amar a los otros, crecer en los otros, ser amigo de todos. Respetar a los demás. Lo principal es la paz más el amor.
– Cuando nacemos no traemos nada; cuando dejemos este mundo no nos llevaremos nada. Lo importante es lo que hayamos hecho de positivo por los otros.
– Este mundo es un enorme escenario; somos los actores y estamos haciendo nuestro papel. Cunado la obra termine, volveremos a nuestro hogar. El alma es el conductor y el cuerpo es el coche.
– El amor es como una flor, no quiere nada a cambio.
– Si todos intentaran recíprocamente ayudarse, este mundo sería un paraíso.
– Bailamos siempre de acuerdo a la voluntad del Absoluto, pero no lo comprendemos.
– La paz es lo más importante de la vida humana. Sin paz la vida no tiene sentido. La meditación es el mejor sendero de vida para todos.
– Hay que verlo todo como si fuera una película. La vida es nada, pasa muy rápido. Pero hay que estar contento.
– No hay que enfardarse nunca, nunca. Tampoco preocuparse.
– La vida es como una marea que sube y baja. Permanece tranquilo. No te adormezcas. Trabaja con amor. La vida es breve.
– Recuerda siempre que podemos morir en cualquier instante. La muerte es lo más real. Solo dejamos en este mundo nuestras acciones. Que sean nobles de ayuda.
Ramiro Calle
Centro Shadak