En la fotografía aparecen mis sobrinas Lílian y Lin en la manifestación efectuada en Madrid contra el torneo del Toro de la Vega. Ya he escrito otras veces contra un acto tan inmensamente atroz e inhumano, afirmando que nunca volveré por Tordesillas. No hay palabras para calificar este cruel y malévolo acto, llevado a cabo por un miserable sector de la especie humana que nos hace avergonzarnos a los demás de ser humanos.
Los que así actúan deberían imaginarse a ellos mismos brutalmemente acorralados y lanceados. ¿Con qué derecho se creen ellos superiores a los animales y se arrogan el atributo de poder maltratarles y torturarles, cuando los animales son infinitamente más puros, benevolentes y bienintencionados que estos indviduos que con su actitud no pueden degradar más a la raza humana?.
Me siento profundamente entristecido porque estas cosas tan deplorables e ignominiosas sigan sucediendo en un mundo que tiene el prurito de ser civilizado. Ya declaró Ramakrisha que hay personas que solo son humanas en apariencia y que aunque tengan forma humana son como venenosos reptiles.
En las antípodas de estos individuos, que se divierten dañando a seres sintientes que son muy superiores a ellos, hay personas, como mi sobrina Lílian, que entrega su vida al cuidado y protección de los animales. Estoy hondamente entristecido, sí, al comprobar cómo en algunas personas la evolución de la consciencia se ha estancado, si es que alguna vez en las mismas hubo esa incipiente evolución.
¿Cuando llegará el día, como anunciaba Leonardo da Vinci, en que se juzgue como asesinato matar a los animales por diversión?. Y ¿cómo es posible que pertenezcamos a una especie que se denomina humana y seamos los más inhumanos del planeta?
Ramiro Calle
Director del Centro de Yoga Shadak y escritor