Se habían reunido el maestro y su discípulo. Después de un sereno silencio, el discípulo preguntó a su mentor:
– ¿Dónde está la verdad?
El preceptor repuso:
– En la vida de cada día.
Consternado, el discípulo aseveró:
– Pero yo no veo ninguna verdad en la vida de cada día.
Entonces el maestro concluyó:
– Querido mío, esa es la diferencia, que unos la ven y otros no.
REFLEXIÓN:
Todo depende del enfoque; todo es de acuerdo a la actitud, es decir al modo en que algo se toma. Todo depende de la percepción y el grado más profundo o no de cognición.
Un sabio declaró: “Si la verdad no está aquí, no está en ninguna parte”.
El camino ya es la meta; la ladera ya es la cima.
Es como un viaje: si uno solo está pendiente de la llegada, se perderá el recorrido. Entonces el viaje ya no es viaje de aprendizaje, profundo, hermoso y significativo.
La vida es como un viaje, o debería serlo. Siempre aprendiendo, como recalco en mi relato espiritual “El Faquir”, porque ese es el deber de un aprendiz espiritual. Cada momento cuenta, cada instante nos brinda un mensaje, cada situación nos ayuda a aprender, cada circunstancia nos permite ejercitarnos.
En un viaje la mente tiene que estar muy atenta, intensa y vital pero desapegada, tomando y soltando, viviendo cada momento como si fuera el primero y el último. La mente se ocupa, pero no se preocupa; resuelve las dificultades que surgen e cada momento del viaje, trata de reparar lo que debe reparar. La vida se convierte en una meditación y la meditación es una técnica de vida, un arte de vivir. En un viaje cuenta mucho la atención; en la vida aún más. Atención y atención.
A más atención, más claridad y una acción más diestra. Estando más atento en el viaje de la vida, cada momento tiene su verdad, aparente o escondida, y uno puede no sólo ver las apariencias, sino entrar en la esencia de todo. Se está en la respuesta fresca y no en la reactividad neurótica. Todo adquiere un significado especial cuando el modo de ver y percibir es el correcto. Hay que entregarse a cada momento y elevar así al rango de sublime lo que en principio es rutinario. En la vida de cada día hay mucho que aprender si uno conecta con cada instante y lo vive con la mente atenta, intensa y clara.
Ramiro Calle
Director del Centro de Yoga Shadak y escritor