La autosanación taoísta, una medicina cuántica

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Es realmente sorprendente comprobar cómo esta rama de prácticas Taoístas, destinadas a la autosanación, nacidas hace miles de años, coincide tanto con la visión científica desarrollada durante estas últimas décadas.

Como sabemos, pertenece a los últimos descubrimientos en la Física Moderna, el misterio de entrar en el átomo, atravesando esa frontera que va más allá de lo que se puede ver, tocar y pensar, hasta llegar a lo invisible para los sentidos y comprobar que existe y que además es la causa previa de todo lo visible que llamamos realidad.

Este impactante descubrimiento nos permite empezar a desvelar el misterio de todo lo que existe, incluyéndonos a nosotros mismos. En nuestro cuerpo humano nos topamos con algo fascinante: nuestro cuerpo físico está compuesto por órganos y tejidos, a su vez formados por células que se han ido entretejiendo con moléculas que después de un larguísimo viaje evolutivo han conseguido un escalafón suficientemente evolucionado para llegar a poder fabricar un cuerpo en la condición humana. Todo este magnífico resultado es el efecto de una causa previa.

Y la causa previa es el cuerpo de energía, un cuerpo de luz, la matriz de un cuerpo físico. Somos Luz estructurada en un tiempo y un espacio, ondas de energía vibrando en una determinada frecuencia vibratoria.

Nuestro cuerpo físico es la última parte de este viaje existencial que llamamos vida. Pero tenemos plena consciencia de que somos además un cuerpo sensorial, uno emocional, uno mental, una dimensión social y por encima de todos ellos y transcendiéndolos somos espíritu.

En las prácticas Taoístas, se utiliza el cuerpo físico como el único vehículo de que disponemos para adentrarnos y conectar con el cuerpo energético, sentirlo y modificar la causa previa a todo lo que luego llamaremos síntoma físico.

Para conseguirlo, utilizamos algunas prácticas sencillas dirigidas por nuestra intención.

Desde la cosmovisión Taoísta el ser humano lleva en el fondo del corazón la semilla divina y como tal su intención potenciadora desde su ser es una orden que el Universo entero apoya.

Si nuestra intención está enfocada en el bien, esto es lo que crecerá para nosotros y acabará siendo parte de nuestra realidad.

Si nuestra intención está enfocada en poder sentir cómo la fuerza vital circula a través de nuestro cuerpo y restablece el equilibrio necesario para estar saludables, esto es lo que, antes o después sucede.

Con este tipo de prácticas, desarrollaremos unos órganos de percepción extraordinarios que nos permiten adentrarnos en el cuerpo de energía y transformar los bloqueos o estancamientos que se hayan podido dar en la dimensión cuántica.

El resultado será un cambio en la dimensión física, en la emocional, en la mental. Todo habrá cambiado su frecuencia vibracional. La vibración es una de las Leyes más importantes en el Universo. Hermes, en el antiguo Egipto, enseñaba que quien maneja este Ley tiene “La llave que abre todas las puertas del Templo”. Ya sabemos a que “templo” se refería con su lenguaje; sólo lo entenderán los que “tengan oídos para oír

En la Bioenergética Taoísta, el objetivo principal es aprender a transformar las bajas vibraciones en altas, en todos nuestros cuerpos. Para ello hemos de empezar a cambiar en la matriz que es nuestro cuerpo de Luz.

Sin embargo, comprometemos al 100% la estructura física, hasta el punto de insistir muchísimo en sentir el propio cuerpo físico para luego acceder a sentir como la esencia del Universo fluye y respira en nosotros.

Con este trabajo iniciamos conscientemente nuestra formación como alquimistas.

Es una rama importante en estas prácticas “La Alquimia Interna”. Y se trata de saber cómo transformar lo oscuro en Luz; lo impuro en puro; lo inconsciente en consciente; el plomo en oro… Y todo este proceso dentro de nosotros mismos; este es el tipo de alquimia más elevada.

Nos disponemos a dejarnos atravesar por la energía femenina de la Madre Tierra y por la energía espiritual de lo que llamamos el Padre, y nos convertimos en un puente que trae el Cielo a la Tierra.

Y lo más fascinante es que podemos sentirlo fluyendo por todo el cuerpo físico, cambiando la calidad de la sangre, y haciéndonos conscientes de cómo se transforman las emociones, los pensamientos, los puntos de vista, el sistema de creencias y un largo etc… que a través de la práctica va transformando nuestra vida.

Son nuestras memorias que se registran en nuestras células y van escribiendo un nuevo libro de la Vida, donde el objetivo es conseguir el máximo resultado con el mínimo esfuerzo. La herramienta para conseguirlo es la gratitud que derramamos con la Sonrisa Sanadora, a través de nuestro cuerpo y le ofrecemos al Universo por la oportunidad de experimentar esta aventura que llamamos vida.

Mª Rosa Casal

Instructora Taoísta

Directora de Escuela de Vida

www.escueladevida.es

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5,7 minutos de lecturaActualizado: 12/07/2024Publicado: 25/04/2017Categorías: Estilo de Vida, Salud NaturalEtiquetas: ,

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