El Yoga americanizado

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2,8 minutos de lecturaActualizado: 22/09/2024Publicado: 19/07/2018Categorías: Ramiro CalleEtiquetas: ,

Como señala una antigua enseñanza: «Lo que no se quiere ver, no quiere decir que no exista«. Y lo cierto es que fueron parte de los propios mentores hindúes los que exportaron el yoga a Estados Unidos y más que difundirlo en base a la verdadera sabiduría yóguica, lo vulgarizaron y ofrecieron solo fragmentos o residuos del mismo (como señala Evola), desatando el culto y apego al cuerpo, cuando el yoga es desapego; afirmando el ego, cuando el yoga trata de debilitar todo egocéntrismo; poniendo el énfasis en el postureo y el contorsionismo, en lugar de en la corporeidad como herramienta para la evolución consciente, el autodesarrollo y el equilibrio psicosomático. Pero como un buen número de occidentales se dejaron, por puro mimetismo, contagiar por la necesidad infantil  de obediencia ciega e incluso abyecta al gurú, aceptaron, sin discernir, todo lo que les dijeron estos preceptores más interesados por mercantilizar el yoga que por difundirlo en toda su pureza. No hay que ser un sagaz historiador de los movimientos espirituales para poder constatarlo. 

   Lo cierto e innegable – porque los hechos a todas luces lo demuestran irrefutablemente-  es que el yoga que se exportó a Occidente tenía bastante poco de yoga y que parte de sus mentores lo falsearon para expandirlo y rentabilizarlo, sin poner realmente el énfasis en que el yoga es una técnica de autorrealización, basada en una verdera ética y el desarrollo de la sabiduría. Ya hace muchos años  grandes pensadores y orientalistas occidentales nos avisaron de estos riesgos. Hace décadas, el mismo Jung aseveró: «En la India actualmente el yoga es básicamente un negocio, y ¡ay de nosotros cuando llegue a Europa!«. Pero curiosamente Europa, incluida España, ha sabido hasta cierto punto velar más por el yoga genuino,  resistiéndose al yoga americanizado que, no obstante, ha penetrado en todos los países como el ejemplo más claro de, a lo que puede conducir la inconsistente neoespiritualidad, experta también en deformar el zen, el tantrismo y el vedanta, entre otras técnicas de autorrealización

   Pero, por fortuna, cada día suman  más los practicantes que aspiran a beber en las genuinas fuentes del yoga y que se sirven de su corporeidad no para jactarse de su llamativa flexibilidad ni impúdicamente exhibirla, sino para contar con una herramienta más en la conquista de una mente más sosegada y alerta. En mi obra «Yoga, método Ramiro Calle», el escritor y editor Alvaro Enterría asevera: «Una labor necesaria es la de desenmascarar todos los neoyogas, neovedantas y neotantras que desfiguran las auténticas tradiciones. Es el aspirante el que debe hacer el esfuerzo para ponerse a la altura de las enseñanzas y no éstas quienes deben bajar al nivel medio de los aspirantes«.

   Hemos recibido una preciosa herencia que hay que respetar y no falsear y malversar. El yoga es un método adogmático para acelerar la evolución consciente, trabajando sobre todos los planos de la persona: somático, energético, mental y espiritual. Reina una gran confusión en cuanto al yoga y otras técnicas de autorrealización, pero es necesario utilizar el discernimiento para distinguir entre la joyería y la más burda bisutería

 

Ramiro Calle

Centro Shadak

Autoridad del Yoga y Escritor. Director del Centro Sadhak

Ramiro Calle

Autoridad del Yoga y Escritor. Director del Centro Sadhak

Ramiro Calle

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