Hoy leí algo de Carl Gustav Jung, que conecta en lo profundo con el mensaje de Edward Bach:
“Todo lo que nos irrita en los demás, puede llevarnos a un entendimiento de nosotros mismos”
Decía Bach: observa qué te molesta en los demás y sabrás qué debes trabajar en ti. De nuevo, lo inconsciente que reprimo en mi porque lo rechazo, aun queriendo cerrar los ojos, lo veo fuera porque viene a mi encuentro, pero yo de nuevo lo rechazo, aunque ahí sí soy capaz de verlo puesto que creo que no va conmigo.
Caso de quien le irrita mucho cuando alguien le habla de sus penas pensando “¡qué victima!”. Lo mejor para atajar esto es atender con honestidad cuántas veces has ido tú con el cuento a alguien o ante ti misma en tono lastimero. Una vez compruebas que tú también lo haces (aunque te digas que son las menos y que eso no te caracteriza), habrás empezado a darte cuenta de algo: ya no puedes irritarte con el afuera sino solo mejorarte tú.
“Donde reina la sabiduría, no hay conflicto entre pensar y sentir”
Aquí podríamos equiparar la sabiduría con la conexión con nuestra alma, y cuando esto ocurre todo es unidad. Bach hablaba continuamente de la fidelidad o coherencia con uno mismo como clave para la salud y la vida me ha negado muchas cosas, ¡no voy a ser generoso encima!“. Y de esta manera, va generando inconscientemente su destino desgraciado.
“Uno no se ilumina imaginando figuras de luz, sino haciendo la oscuridad consciente”
Entendiendo la iluminación como un estado de amor puro, solo podemos amar si nos amamos en nuestra totalidad. Esto se ve muchas veces en consulta y en la vida: la evolución consciente requiere precisamente eso, consciencia. Toda esa mitad llena de miedos, inseguridades, dolor profundo, tiene una información valiosa si la atendemos, y está esperando a que la incluyamos en nuestro ser. Solo así podemos avanzar, amarnos y amar a los otros.
Cuando tomamos esencias florales iluminamos las zonas oscurecidas por nosotros mismos. Esto al principio da mucho vértigo, pero con el tiempo, acaban transformándose en un lugar íntimo donde adentrarnos cuando queremos entender y amar mejor.
“El privilegio de la vida es volverte quien realmente eres”
Nada más cierto. No hay alegría más grande que atreverse a ser uno mismo, sin la búsqueda de la aprobación y sin interferir en la libertad de los demás. Sin dejarnos conmover por circunstancias o personas ajenas, como decía Bach: “gobernando el timón de nuestra barca por los encrespados mares de la vida”.
A mi modo de ver, es el mejor regalo que podemos ofrecer.
Eva García Anguix
Terapeuta Holistica
Co-Directora de Biocentro la Canela.
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