Yoga Integral, un camino de transformación personal

 

El Yoga Integral es una “enseñanza” que aporta los medios para la mejora personal en los planos físico, emocional y mental, propiciando el despertar y la realización en la vida cotidiana de la dimensión espiritual del ser humano. Se trata de una “enseñanza” ambiciosa en medios, objetivos y resultados, que está sustentada por la certeza de que todos portamos en nuestro interior el conocimiento de un propósito o propósitos luminosos para desarrollar en la vida, algo que se va mostrando en la medida en que se activa en nosotros la presencia de nuestro guía interno y se realiza en el exterior, lo cual nos aporta cada vez mayores niveles de felicidad, plenitud y armonía.

El objetivo de este Yoga no es la huida de la vida y las circunstancias vitales; la vía no es la de alejarse o apartarse del escenario de fuerzas vivas de la naturaleza, muy al contrario, el ideal del Yoga Integral sostiene la posibilidad y la oportunidad evolutiva que tenemos como seres humanos de transformar los códigos negativos habituales de necesidad, enfermedad y muerte, con el fin de alcanzar una vida superior más plena. Su práctica impulsa un cambio personal progresivo y real en la medida que se desarrolla nuestra fuerza interior, sabiduría intuitiva y libertad de elección.

Este intento de conciliar la dimensión espiritual y material es un atractivo reto para el hombre actual, que puede ser logrado en la realidad cotidiana en la medida que sea tomado como el auténtico objetivo de la vida, y también en la medida que se desarrollen ciertas condiciones favorables. Por que la práctica del Yoga no se agota en una simple realización de posturas corporales o asanas como a veces podríamos pensar erróneamente, es mucho más amplia, fascinante, completa e intensa; fomenta la vida interior y promueve una transformación personal, la cual es la base de una transformación colectiva y social en un sentido positivo para la mejora y el desarrollo de la convivencia en la raza humana.

Para transitar por este camino de mejora personal, es preciso encontrar los medios precisos y disponibles con los que alcanzar nuestra meta. Dichos medios dependen en su combinación de: nuestras capacidades, dificultades y sensibilidad. Por eso la disciplina que los sostenga ha de ser preferiblemente abierta y flexible, aportando no solo conocimiento sobre pautas fijas de herramientas tradicionalmente utilizadas, si no que también el conocimiento de los fundamentos y bases de las herramientas que utiliza, para que el practicante pueda adquirir la habilidad de aplicarlas para sí mismo y en función su situación momentánea, guiado al principio por la inteligencia razonativa y poco a poco y cada vez más por una intuición asentada en las bases de un continuo progreso espiritual.

Lo más habitual es que la persona precise de un entrenamiento que prepare ciertas condiciones favorables para hacer emerger algunas capacidades extraordinarias, y para lograr disminuir o incluso disolver la incidencia de tendencias negativas y desequilibrios tanto del cuerpo como de la emoción y/o de la mente.

El cuerpo es un vehículo de acción, y también el instrumento de percepción y sensibilidad del que disponemos; el enfoque no ha de ser exclusivamente físico pero tampoco se puede obviar la necesidad de forjar una estructura física que sea capaz de sostener cantidades de energía superiores a lo habitual, algo imprescindible para que se produzca la evolución humana. A través de asana (postura), y de pranayama (control de la respiración), el Hatha Yoga tiene como objetivo prioritario despertar el gran potencial energético del cuerpo, denominado kundalini-shakti, un poder que elevándose por la columna vertebral (susumna) aporta un caudal extraordinario de energía a los centros energéticos principales (chakras y facilita el desarrollo de las mayores potencias latentes en la persona. Sin embargo la sublimación de estos poderes no es en absoluto recomendable si no se acompaña de un trabajo personal tanto en el aspecto emocional como mental y sobre todo espiritual.

Quien aspire a realizar la alquimia del Yoga Integral en sí mismo, precisa asentar las bases firmes de un entrenamiento que fomente: amplitud de consciencia, práctica de la verdad, renuncia al egoísmo, buena voluntad hacia los demás, firme compromiso con la Verdad y con el Amor, predisposición al contacto con lo Superior. El Raja Yoga o meditación es el entrenamiento que facilita el desarrollo de dichas capacidades, las orienta y permite al practicante manejarse cada vez con mayor habilidad y libertad con las energías y fuerzas propias, además de con las energías y fuerzas de su entorno.

No es fácilmente concebible que quién toma responsablemente la vía del Yoga no mejore tanto en sus relaciones con los demás o como en su visión de la vida. Esta mejoría se produce en la medida que estamos en una disposición positiva para con ello, abiertos a cambiar lo que no va bien o no es útil para este momento, prestos a hacer el esfuerzo necesario para lograrlo y también receptivos a la ayuda de las fuerzas que van más allá de nosotros, libres de condicionamientos previos o dogmatismos. La dimensión espiritual del ser humano es tan real y concreta como el resto de aspectos de nuestra existencia aunque temporalmente pueda estar velada a nuestra comprensión a causa de una atención demasiado centrada en los objetos externos o en los resultados sensoriales. Así que parte del entrenamiento meditativo está dirigido a ordenar nuestro interior para permitir que podamos distinguir lo que somos de lo que simplemente deviene o se mueve a través de nosotros.

En el Yoga Integral las tres dimensiones del ser humano cooperan y colaboran entre sí: el trascendente, el mundo y el individuo, que en origen son lo mismo pero en la práctica se expresan diferente. De partida la tendencia natural de estos tres planos es estar en equilibrio, y cuando no lo están, vivimos las consecuencias a través de la experiencia sensible del sufrimiento. El mundo y el universo no están en contra del ser humano, como a veces nos puede parecer erróneamente; simplemente son un espacio de experiencia para nuestra alma. Lo trascendente no es esquivo o lejano; muy al contrario nos acompaña silenciosa y cercanamente, aunque velado, para que podamos descubrirlo por nuestros propios medios.

Lo que tenemos más cerca es el individuo, y empezamos por él, dándonos cuenta del inmenso potencial que representamos y asumiendo libremente la responsabilidad de desarrollarlo. Nuestra capacidad de auto-consciencia es la garantía de que podemos no solo participar de las imposiciones de la Naturaleza, si no que nos podemos convertir en co-creadores de la realidad, y en alquimistas de la naturaleza ordinaria. Y aunque nuestro alquimista interno no esté plenamente desarrollado, es posible atisbarlo cuando nos observamos con capacidad para transformar estados emocionales o mentales negativos en positivos.

Los resultados de la naturaleza ordinaria no son inevitables para la persona que realiza un trabajo personal consciente, ordenado y comprometido. Nuestra meta es encontrar la claves para cada momento de esta aventura consciente en la que estamos embarcados, activando los recursos que nos ofrece el guía interno, disminuyendo la influencia de los movimientos poco edificantes que a veces sostenemos por hábito o por ignorancia, abriéndonos a las fuerzas del universo más poderosas y luminosas para que ejerzan la influencia transformadora que mejore el estado presente de la persona y de la humanidad en general.

Sandra Docando, Savitri
Formadora de profesores de Yoga Integral
en la Escuela Mahashakti en las materias de
Filosofia, Psicologia y Meditación Integral.
www.escuelamahashakti.com