Tantra, una puerta hacia la libertad

¿Porqué hay tanto miedo a la palabra “sexo”?… ¿Porqué estamos tan peleados y confundidos con nuestra energía básica y esencial?

Víctimas de la ignorancia no hemos podido evitar reprimirla y vivirla de forma distorsionada a través de la violencia y el sufrimiento.

¿Y porqué no adentrarnos con otros ojos a lo que es pura energía creadora de vida, gracias a la cual existimos?

El significado de la palabra “sex” en inglés, de la cual hemos tomado la raíz para el termino en español ”sexo”, es: “Synergic Energy eXchange”, Intercambio Sinérgico de Energía. Todo lo que está vivo implica un intercambio sinérgico de energía. Un ejemplo: alguien está hablando y alguien está escuchando. Las plantas nos dan oxígeno y nosotros les damos dióxido de carbono. Estos actos cotidianos son intercambios sinérgicos de energía.

Abrirnos al verdadero entendimiento de la energía sexual y sus implicaciones es tomar responsabilidad por comprender nuestra propia naturaleza; sanarnos y sanar nuestras relaciones, porque cuando hay un intercambio energético de cualquier tipo se establece una relación.

Somos esencialmente animales y potencialmente Dioses. Esto último es lo que nos diferencia de un gato, un perro o un ave; los seres humanos tenemos el potencial de ser conscientes y crear. La energía sexual es la energía creadora. En la base es animal, al igual que los animales nos reproducimos a través del sexo, pero más allá de hacer hijos, el ser humano crea su realidad, su mundo y todo lo que hay en él.

Para que la energía sexual sea creativa deberá ser sublimada; vivida de forma inconsciente es destructiva. Sublimarla significa entrar en contacto con ella desde la Consciencia.

Tantra es una ciencia muy antigua y desconocida, cuyo propósito es la expansión de la consciencia. Nos enseña a adentrarnos en los misterios del cuerpo con un profunda sensibilidad y respeto.

La sabiduría está en el cuerpo; en él esta contenida toda la información que necesitamos para existir y evolucionar. Es necesario liberarlo de represiones, tensiones y demás tóxicos para recuperar nuestra sensibilidad y poder transformarnos en seres conscientes. La confianza en nosotros mismos surge cuando estamos conectados y confiamos en nuestro propio organismo, es nada menos que el vehículo en el que hacemos el viaje de la vida.

Aceptar al animal es permitir que ocurra la transformación; sublimar la energía animal es transformarla en Divina. Sentir el sexo con toda su fuerza, adentrarnos en él con absoluta presencia, con una mirada inocente, con una actitud libre de prejuicios, nos ayuda a descubrir la verdadera naturaleza de las cosas y nos ayuda a dejar de temerle; entonces dejamos de ser esclavos de esa fuerza.

Pero la verdadera aceptación brota de la Consciencia. La Consciencia es la única llave que nos otorga la maestría para comprender nuestra energía y poder convertirnos en los amos, es decir, no dejarnos arrastrar por ella cuando se manifiesta en forma de emociones y deseos. Esta maestría nos libera de miles de mecanismos que hemos desarrollado para escapar de nuestra propia energía, pero sólo momentáneamente, porque la fuerza del sexo vuelve una y otra vez vestida de mil maneras a pasarnos factura cada vez que lo reprimimos. La culpabilidad, la violencia, adicciones y enfermedades son su expresión distorsionada más frecuente. El sexo no nos dejará en paz a menos que lo hayamos trascendido.

Tantra nos ayuda a familiarizarnos con esta energía de manera que podamos relajarnos en ella, aceptándola, observando conscientemente como se manifiesta sin dejar que nos arrastre. Nos rendimos ante su innegable poder, la honramos y usamos como un puente hacia lo Divino. Es cuando realmente sabemos que somos Uno. En esa experiencia no hay posibilidad para la manipulación; es la mayor oración. Cuando lo vives tan solo unos instantes, ya lo conoces; no hay escrituras que te puedan quitar tu verdad. Entonces puedes hacer que esa verdad crezca dentro de ti.

Cuando nos relajamos en nuestra naturaleza, sin juzgarla, nos damos cuenta de que lo que se acepta se transforma. El sexo se transforma en creatividad, la ira se transforma en compasión, el dolor en placer, el miedo en amor.

Y la energía siempre es la misma, solo varía la vibración; se mueve de un extremo al otro para, poco a poco, llevarnos a experimentar lo no dual, lo que está más allá de los extremos, la Unidad. Este movimiento no puede darse si nos mantenemos estancados en el instinto animal; al negarlo y reprimirlo por miedo o moralismo, lo potenciamos y fortalecemos.

De niños llegamos aquí con inocencia y un corazón abierto, y hemos sido castigados, reprimidos y maltratados. Nos han hecho sentir avergonzados y culpables, y no hemos tenido más remedio que endurecernos, cerrar el corazón y adaptarnos a la norma. En el inconsciente hay una gran revancha latente y en el momento menos pensado sale el monstruito, que no es otro que el niño herido, expresando su dolor. Entonces podemos entender porqué está el mundo en guerra, porqué tanta violencia doméstica, porqué tanto sufrimiento.

Si nos permitimos conectar con nuestro cuerpo, sensibilizándolo, aceptándolo, honrándolo, respetándolo, disfrutándolo y descubriendo su potencial inherente, el corazón se abrirá inevitablemente. Y ¿quién estaría interesado en hacer daño a otro? ¡La vida sería una gran fiesta!

Al trabajar con la consciencia del cuerpo, trabajamos la mente y el corazón, y nos unificamos. Vivir plenamente la naturaleza del cuerpo es la vía para trascenderlo y, con profundo agradecimiento y serena paz, poder entregarlo a la muerte cuando ésta toque nuestra puerta.

Por eso Tantra es el camino del corazón, porque es el puente entre el animal esencial y el Dios que potencialmente somos.

Respira, medita, investiga. Ve hacia dentro, aprende a sentir y comienza el viaje para cruzar el puente.

 

Rajani Santosh

tantrahora.com