Principios, bases y práctica de la osteopatía cráneo-sacral

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La osteopatía es una disciplina manual que se divide en tres ramas diferenciadas, pero que se relacionan e integran entre sí: la osteopatía estructural, la osteopatía visceral y la osteopatía craneal. En esta última es en la que nos centraremos en este artículo.

¿Qué es la osteopatía craneal?

La osteopatía craneal, cráneo-sacra o masaje sacro-craneal, como se la conoce en muchos ámbitos, es una disciplina que se centra en atender los problemas derivados en causa o consecuencia, de las disfunciones de movimiento en los huesos del cráneo.

Estas alteraciones influyen en todo el sistema sacro-craneal, el cual lo constituyen diferentes estructuras más allá de los huesos del cráneo y sacro como son: el encéfalo, la médula espinal, las meninges y sus membranas duramadre, piamadre, aracnoides; y el líquido cefalorraquídeo.

Origen de la osteopatía cráneo-sacral

Así como Still es el padre de la osteopatía, William Sutherland es conocido por ser el fundador de la osteopatía craneal pues fue el primero en darle importancia, o por lo menos, en crear un método de diagnóstico y tratamiento para el desarrollo de esta disciplina.

A principios del siglo XX se percató de que las estructuras craneales estaban dotadas de un pequeño movimiento que para otros especialistas eran inexistentes o carecían de importancia.

Estos movimientos pasaron a definirse como M.R.P. (Movimiento o Mecanismo Respiratorio Primario) con un significado implícito:

  • Movimiento o Mecanismo: con una función concreta.
  • Respiratorio: haciendo alusión a la similitud con la respiración, con una fase de inspiración o expansión y espiración o contracción, al igual que se produce en las estructuras craneales.
  • Primario: se produce incluso antes de la respiración pulmonar que se da una vez nacemos.

¿Cómo se mueve el cráneo?

Sutherland estudió la forma y función de los huesos craneales, se dio cuenta que eran móviles y estaban unidos entre sí en forma de suturas o “dientes de sierra” diseñados para ser flexibles y generar pequeños deslizamientos para ayudar no solo a la protección, sino también a la fluctuación del líquido cefalorraquídeo.

Básicamente, se dan dos movimientos o fases. La forma de describirlos puede variar: quizá su descripción más común sea como fases de flexión y extensión, donde se producen movimientos antagónicos en cuanto al aumento o disminución de los diámetros craneales en sus distintos planos.

¿Cómo se trabaja?

Pues bien, aquí es donde viene la parte más delicada, para los profesionales encargados de realizarla suele ser una tarea con cierto grado de complejidad, en cambio para la persona que lo recibe su práctica suele resultar muy placentera.

Hay que entender que la osteopatía craneal no trata grandes movimientos como los del sistema músculo-esquelético y que generalmente muchos movimientos de los producidos en las estructuras craneales son de micras, donde el osteópata solo puede ejercer unos pocos gramos de presión.

Esta práctica demanda absolutamente toda nuestra atención, ya que tenemos que ser conscientes primero de todos nuestros movimientos, por pequeños que sean, para poder distinguirlos de los de la persona a atender.

A su vez, hay que medir la simetría, la dirección, la amplitud y la velocidad de los ritmos, adecuando nuestras manos a la anatomía craneal de la persona con distintas técnicas que requieren posiciones fijas y a veces incómodas mantenidas durante un tiempo.

Estas pueden provocar vibraciones o movimientos del terapeuta, dificultando la evaluación y la ejecución de un método ya de por sí complejo.

Requiere, asimismo, conocimiento, gran sensibilidad y sutileza. Solo las personas con mucha experiencia pueden afirmar que son capaces de dominar estas técnicas, ya que aunque estas habilidades están presentes en todos nosotros, se necesita una extensa práctica para su desarrollo de forma natural y efectiva.

¿Para qué está indicado el uso de la osteopatía craneal?

El uso de este método tiene múltiples aplicaciones incluso puede ser utilizado para potenciar la acción de otras técnicas.

Aunque sus beneficios tienen un origen primario, nos centraremos en nombrar solo algunas las causas más comunes por las cuales es conocida la osteopatía craneal:

  • Vértigos o mareos.
  • Cefaleas y migrañas.
  • Problemas de la ATM como el bruxismo.
  • Neuropatías como la del trigémino, braquialgia, ciática, etc.
  • Insomnio.
  • Ansiedad.
  • Estrés.
  • Problemas pediátricos como el déficit en el reflejo de succión en neonatos.
  • Malformaciones craneales.
  • Problemas raquídeos.
  • Alteraciones somato emocionales.
  • Puntos gatillo o trigger points.

A pesar de que todavía existe mucho escepticismo sobre el movimiento del cráneo y su trabajo por parte de la osteopatía, existen numerosos estudios científicos, así como literatura médica que recoge y avala este método como un método útil y eficaz.

Es por esto que os recomiendo conocer y poner en valor esta práctica que, aunque no es nueva, se encuentra en auge y constante proyección.

 

Gaby Díaz Osteópata

Socio de COFENAT nº 2120
cofenat.es

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4,4 minutos de lecturaActualizado: 11/12/2018Publicado: 28/11/2018Categorías: Salud NaturalEtiquetas: ,