Primeras Navidades sin ti

¿Cómo podemos disfrutarlas?

Tanto las Navidades como el Fin de Año se asocian, en general, a celebraciones familiares. La tradición manda ser felices y disfrutar del momento con deseos de paz y buena voluntad para todos. Pero, ¿qué sucede cuando en la familia aún estamos sufriendo la muerte de uno de nosotros? ¿Cómo enfrentar esa dolorosa ausencia?

En primer lugar, te recomiendo que prepares lo que vas a hacer con antelación. Pregúntate qué quieres hacer. ¿Quieres pasar las fiestas sola, o rodearte de tus personas queridas? ¿Quieres hacer lo mismo que hacíais o prefieres cambiar la costumbre? Encuentra tus opciones y plantea estas mismas preguntas al resto de las personas involucradas, si las hubiera (incluso si son niños). Toma, o tomad, una decisión y avanza con ella.

En segundo lugar, crea un espacio para el recuerdo de tu persona querida en familia. Hablad de ella: comentad lo que más echáis de menos, o lo que más os gustaba. Recordad los momentos compartidos, las risas y la diversión y cómo fueron esas celebraciones con ella. También podéis hacer algo en su honor/recuerdo: plantar un árbol, encender una vela, visitar el cementerio (si creéis en ello), o hasta iros de viaje.

Si surgen las emociones, dejadlas fluir

Hacedlo con la mayor naturalidad posible. Si hay niños, involucradles. Y si surgen las emociones, dejadlas fluir. Durante todo este tiempo seguirá siendo fundamental permitir que la pena esté presente y que se exprese tanto como la alegría de seguir viviendo.

Si os resulta complicado, hay dos técnicas que pueden ayudaros. Las comparto a continuación:

  • La silla vacía: es un juego de rol. Se trata de imaginar a tu persona querida sentada en una silla enfrente tuyo e iniciar una conversación. Hacedlo por turnos. Puedes colocar una fotografía en la silla, o cualquier cosa que le perteneciera, o que le represente.
  • Escribir una carta: poner en negro sobre blanco los pensamientos y sentimientos nos permite descansar la cabeza y el corazón, al menos durante un tiempo. Leer después lo que hemos escrito nos da la opción de entendernos mejor.

Además, si cada uno escribe una carta y luego os las leéis en voz alta, o si la escribís juntos, tendréis la oportunidad de ir charlando y crear un bonito momento.

Una vez que tienes/tenéis la carta escrita, podéis quemarla y liberar las cenizas, o depositarla en una corriente de agua, o enterrarla en la tierra… es decir, elaborar un ritual para dejarla volar libre “hasta que llegue a vuestra persona querida.”

Al menos durante dos o tres años encuentra formas creativas de hacer presente a tu persona querida en las celebraciones familiares. Estas celebraciones ayudarán a mantenerla viva en vuestros corazones y os animará a seguir expresando vuestras emociones a la vez que contribuirán a reforzar los lazos familiares.

La elaboración del duelo no es un proceso lineal, ni superar un sentimiento o etapa significa que no volvamos a ella tiempo después. Cada persona es única y también la forma y los tiempos en los que elabora su duelo.

Todos tenemos un presente, un pasado y un futuro. Es importante no quedarnos bloqueados en el pasado, sino integrar en nuestro presente todo lo bueno que nuestra persona querida aportó a nuestras vidas y a nuestros corazones. Y, a la vez, aprender a mirar al futuro con optimismo e ilusión.

El proceso de duelo terminará, pero la relación con nuestra persona querida seguirá evolucionando y alcanzará nuevas dimensiones. Más allá de los cánones médicos o psicológicos, dar sentido a la muerte es un proceso que dura toda la vida.

 

Olga Albaladejo Juárez

Socia fundadora en Salmah, Centro oncológico integrativo y participativo

centrooncologicosalmah.com