La visualización en la meditación

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«Soy lo que visualizo y en aquello que visualizo me convierto». Una de las controversias más habituales entre las diferentes escuelas de meditación es el uso o no de la visualización como elemento de la práctica.

¿Qué es visualizar?

Según el diccionario tiene varias definiciones: «hacer visible artificialmente lo que no puede verse a simple vista, como con los rayos X los cuerpos ocultos, o con el microscopio los microbios», «formar en la mente una imagen visual de un concepto abstracto», «imaginar con rasgos visibles algo que no se tiene a la vista».

Cuando visualizo, proyecto una imagen mental, concreta o abstracta, real o fantasiosa, que quiero atraer a mi vida.

Los defensores de la visualización creativa afirman que es la clave del éxito, el ingrediente imprescindible para conseguir lo que me proponga en la vida. Es una técnica empleada en el entrenamiento de los deportistas de élite y para motivar a cualquier tipo de emprendedor.

Los críticos de la visualización advierten del peligro que representa poner foco a las proyecciones mentales. Mientras empleo mi tiempo en imaginar una vida ideal, la vida real está pasando a través de mí. La visualización puede ser un obstáculo y una manera de evadirme de aquello que me hace sufrir.

El poder de la Visualización

La visualización es uno de los elementos clásicos de la meditación, junto con la postura, la respiración, la relajación y la concentración.

En las escuelas yóguicas el uso de la visualización es muy común y forma parte de la mayoría de las prácticas. Meditar en la imagen de la llama de una vela, retener la figura de Shiva o cualquier otra divinidad en el entrecejo y en el corazón, es una forma de mantener el vínculo con el objeto o ser que estoy visualizando.

Es muy común la práctica de apertura de la energía kundalini, también llamada práctica del Canal Central, que consiste en visualizar los colores de cada uno de los chakras y llevarlos a su lugar de residencia en la columna vertebral.

Las prácticas de Tantra utilizan la proyección visual del principio masculino supremo, Shiva y el femenino, Shakti.

En algunas escuelas budistas las meditaciones tienen como objetivo visualizar al Buda en alguno de sus diferentes aspectos. La imagen a recrear mentalmente puede ser muy compleja, con la inclusión de objetos sagrados, mantras, animales, escenas de la vida y a veces requiere mucho entrenamiento y familiaridad con la iconografía búdica.

El Tao más esotérico usa un sinfín de metáforas visuales que encarnar durante la práctica. Figuras geométricas como el Yin Yang, el Pakua, las espirales, el círculo… Formas relacionadas con la naturaleza: árbol, fuego, agua, metal, madera, tierra, cielo, estrellas, planetas, flores, animales… Elementos alquímicos: la caldera, la perla, los colectores…

Proyecciones humanas: el embrión, los órganos sensoriales en miniatura… Proyecciones divinas: los 8 inmortales, los 3 puros, Kuan Yin, Lao Tsé…

En la tradición indígena del Camino Rojo, la visión es un tipo de visualización, parecida a un sueño lúcido, que trae conciencia de quién soy y qué he venido a hacer en la vida.

En este caso la visión llega libremente, no es una visualización que realizo a conciencia.

Multitud de escuelas espirituales trabajan con la visualización de rayos de luz, ángeles, arcángeles, maestros ascendidos, llama violeta, geometría sagrada, cuerpos astrales…

Algunos best-sellers modernos venden la idea de que para obtener algo basta con visualizarlo y si no lo obtengo es que no lo estoy visualizando correctamente.

El peligro de la Visualización

La línea del budismo vipassana de la tradición de S. N. Goenka aboga por prescindir de la visualización y mantener la atención únicamente en las sensaciones físicas que hay dentro de mi cuerpo. Mi cuerpo siempre está presente, aquí y ahora, y la manera de estar presente es atender a las sensaciones corporales.

Algunos maestros taoístas siguen el principio de «el Tao comienza con el sentir», más cercano a la tradición budista de Goenka. La experiencia nos muestra que visualizar un órgano sano y en su color no responde siempre a la realidad. Si después de recrear la imagen sana del hígado tengo continuamente ataques de ira puede ser que la imagen sea tan solo como un maquillaje que embellece por fuera y tapa lo que hay dentro.

En las últimas décadas han proliferado distintas terapias y técnicas de sanación basadas en la canalización de imágenes con resultado dispar. Es diferente visualizar que ser clarividente o tener una visión. Uno de los peligros de recibir mensajes visuales es interpretar que todos vienen directamente del Ser Superior. Hay canales muy fiables y canales con interferencias.

 

Integrando la Visualización

Personalmente distingo entre la visualización ilusoria, quimérica y evasiva y la visualización sentida, que es un pálpito de algo real, que luego acontece.

Es importante tener limpias las «gafas de visualizar», para no teñir mi proyección mental con carencias y anhelos ficticios.
Invito a caminar los sueños, a encarnarlos día a día, a bajarlos del aire de la mente a la tierra del cuerpo físico. ¿De qué me sirve crear un paraíso mental si lo que estoy viviendo continuamente es un infierno? La visualización transforma cuando está en relación con el cuerpo, las emociones, el pensamiento y la acción. La visualización separa cuando está desligada de mi creación, cuando es una huída de la vida terrenal.

Ángel García
Maestro de Tao, Profesor de Yoga
Formador de Profesores de Meditación
Asociación Española de Tao Yin
www.almadetao.com
www.taoyinmadrid.com

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