La verdadera Espiritualidad no necesita de intermediarios

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La verdadera espiritualidad no pertenece a ninguna iglesia, organización, institución o grupo, orden o grupúsculo, sino que es básicamente adogmática y propia de mentes librepensadoras. Es tanto para creyentes como para agnósticos, teístas o no teístas, puesto que no se mueve por creencias, sino por experiencias, y no requiere que uno se encierre en un ashram o monasterio (que está muy bien si la persona siente que ese es su llamado), sino que se tiene que impregnar de esa espiritualidad la vida diaria.

Es un modo de ser y de sentirse, de seguir el noble arte de vivir, de aprovechar la existencia para evolucionar conscientemente y humanizarse. Nada tiene que ver con ritos, cánticos, mantras, liturgias, creencias dogmáticas u organizaciones religiosas, a menudo (sean de uno u otro signo) saturadas de personas de mente estrecha y aferramiento a ideas y dogmas.

El objetivo es crecer interiormente y conseguir claridad para la mente y compasión para el corazón, sin caer en santurronerías falaces o hacer un show de la propia religiosidad. No es privilegio para unos pocos ni nadie detenta el monopolio de la verdad.

A menudo esa verdadera gurús han equivocado la carrera. Deberían haberse hecho políticos. ¡Cuidado con los gurús, cuidado con los políticos!. Con razón Krishnamurti decía que no unos ni otros eran de fiar.

¿En qué creo? En ti. En que tu eres tu propio refugio, tu maestro, tu terapeuta, tu mejor amigo si aprendes a serlo y la antorcha fiable para recorrer la senda sinuosa de la autorrealización. Algunos se enfadan porque creo en ellos, es curioso. Porque sólo quieren creer que otros harán el trabajo por ellos, les conducirán, tomarán su equipaje kármico, pero nadie puede tomar la absolución por otro. Creo en tu capacidad de buscador honesto, en tu afán por hallar la mente iluminada que mora en ti…

Tu me inspiras la misma confianza que desconfianza los gurús e intermediarios y salvadores de almas y políticos. A ti te doy la bienvenida, desde el corazón, pero con ellos simplemente prefiero poner distancia terapéutica siempre que pueda y evitar que me contaminen.

Permíteme terminar con un Cuento de intermediarios.

Se reúnen tres gurús de distintas religiones. Conversan a propósito de cómo distribuyen las donaciones recibidas entre ellos y Dios. Uno explica:

– Yo hago un círculo en el suelo. Echo las monedas de la recaudación al aire. Las que entran dentro del círculo se las doy a Dios y las que caen fuera me las quedo yo.

Otro dice:

– Yo también trazo un círculo en el suelo. Lanzo las monedas al aire y las que caen fuera del círculo se las doy a Dios y las que caen dentro, me las quedo yo.

E interviene el tercero (éste el gurú de masas, claro) y dice:

– Trazo un círculo en el suelo. Lanzo las monedas al aire. Las que caen me las quedo yo, y las que no caen es que se las ha quedado Dios.

Ramiro Calle

Centro de Yoga Shadak

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2,7 minutos de lecturaActualizado: 24/03/2024Publicado: 21/10/2013Categorías: RAMIRO CALLEEtiquetas: , , , ,

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