Héroes y villanos, dioses y demonios

Tanto ser diverso, tantos dioses y demonios, este más ávido que aquel, es un hombre. Tan fácilmente uno se esconde en otro, pero cada uno, siendo todos, no puede escapar de ninguno…» E.E.Cummings

¡Qué asombrosa facilidad la del ser humano para proyectar su propia sombra! Se pone en el otro lo que no se quiere ver dentro, se teme y desprecia a los de razas o culturas diferentes, se aparta a los “locos”, recluyéndolos en manicomios; a las “ovejas negras” de las familias se las carga con las neurosis de todos sus miembros. Al mismo tiempo, no reconocemos nuestro extraordinario potencial y fabricamos modelos, que menguan nuestra esencia y nos alejan de conocernos realmente.

Abraham, “el padre de los creyentes”; estuvo dispuesto a sacrificar a su hijo Isaac, porque Dios se lo había ordenado para probar su fe. No respeta la libertad del hijo, ignorante de que va a ser sacrificado. Salvando las distancias, recuerda a la “obediencia debida” alegada por los soldados que cometen atrocidades, porque lo ordenan sus mandos.

Una persona puede ser héroe y villano al mismo tiempo, dependiendo de la posición subjetiva de quien la juzgue: Se fusiló a José Rizal, héroe de la independencia de Filipinas, por rebelde insurrecto, aunque al principio solo quería convertir a la colonia en una provincia más de pleno derecho. El tiempo acaba poniendo a cada uno en su lugar. Nelson Mandela estuvo 27 años preso acusado de sabotaje e insurrección. Después fue un presidente y premio Nobel de la paz. Milosevic y Karadzic, admirados y protegidos por los serbios, acabaron acusados como criminales de guerra y genocidas por el Tribunal internacional de la Haya.

Profundicemos en nuestro subjetivismo y añadamos perspectiva en el tiempo. La enamorada considera a su pareja el príncipe salvador que la hace princesa, hasta que se convierte en sapo: celoso dictador de su vida privada, maltratador y, a veces, en asesino. El futbolista o el entrenador, ídolos de masas, caen del pedestal en cuanto empiezan a perder partidos o defraudan a Hacienda. Algunos gurús y maestros tienen la aureola de iluminados, hasta que salen a la luz pública sus abusos sexuales o su afición a las propiedades y al lujo. Hay discípulos inocentes que se ponen del lado equivocado sin saberlo; los hay que persisten en su fanatismo, tal vez por miedo a ver su propia luz y su propia sombra. El filósofo, Javier Cercas, en el marco de la guerra civil española, les llama “canallas de las buenas causas”.

Pero mirar hacia adentro no significa caer en el relativismo moral del “todo vale”. Por ejemplo, Donald Trump solo es la manifestación más descarnada y extrema de lo que hacemos en Europa: alambradas de Ceuta y Melilla, cierre de fronteras, expulsión de decenas de miles de refugiados a un país tan inseguro y antidemocrático como Turquía.

Mirar nuestra parte de responsabilidad en la creación del “villano”, y ver nuestro villano interno, no significa no luchar contra los dictadores, denunciar a los abusadores y falsos gurús y llevar a cabo las acciones impecables en cada caso y cada momento.

El joven pionero, que se sale del marco bienpensante, conquista la libertad y asombra a sus coetáneos. Pero puede persistir en su viaje del héroe o caer en un egocentrismo pesimista que solo se mira el ombligo, al llegar a la vejez. Recorramos nuestra vida con pasos de paloma, como si camináramos por un alambre. Quizá haya que reconocer con Rilke; “Temo que si me quitan mis demonios se puedan morir mis ángeles”.

 

Alfonso Colodrón

Terapeuta Transperosnal y Gestalt

alfonsocolodron.es