El trabajo corporal global

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En 1997 me empecé a interesar por las técnicas corporales estudiando quiromasaje y osteopatía y, aunque
posteriormente me especialicé en acupuntura, no he dejado nunca de hacer terapia corporal ya que los problemas estructurales requieren casi siempre de un tratamiento del tejido blando pues lo normal es encontrarse con músculos acortados o tensos, articulaciones bloqueadas y tejidos endurecidos que necesitan un tratamiento manual directo.

Posteriormente he ido añadiendo otras técnicas, como es el masaje de tejido conectivo, y he incluido trabajo energético en mis sesiones además de combinar las técnicas manuales y la acupuntura.

Una de las cosas que me parece más importante destacar es la idea de que el cuerpo es un todo. Ocurre muy frecuentemente que, si me duele el cuello, por ejemplo, y voy a que me lo traten, recibo un masaje de cuello. Quizá además con aplicación de calor, magnetoterapia o técnicas similares. Todo esto funciona, pero, según mi experiencia, no es suficiente y después de un alivio temporal el problema vuelve.

Un problema en cualquier parte del cuerpo lo más normal es que venga de otra zona o incluso que tenga un origen emocional y, si no miramos el cuerpo como un todo y no hacemos un tratamiento global, la tensión aparecerá una y otra vez, aunque la aliviemos temporalmente con un masaje en la zona local.

En mis trabajos corporales utilizo estiramientos de cadenas musculares, masaje de tejido conectivo, movilizaciones articulares, osteopatía visceral y distintas técnicas de quiromasaje. A esto es posible añadir acupuntura, que favorece la circulación energética en todo el cuerpo, relaja y trata los problemas orgánicos desde su origen energético.

Para problemas de espalda, por ejemplo, considero fundamental movilizar la parrilla costal, elastificar el diafragma y mirar la zona visceral.

Tanto el diafragma como la zona visceral están unidas a la columna por ligamentos y, si hay tensiones en estas zonas, la columna también sufre. Si lo que duele es el cuello, también hay que mirar la mandíbula y la espada (además de vísceras y diafragma), ya que los músculos funcionan por cadenas y no es posible tratar una zona aisladamente pues siempre se encuentran tensiones en las zonas cercanas o en otras mucho más alejadas del lugar que duele. Es como cuando tenemos una tela sujeta con tensión de un marco y tiramos de una esquina: aparecen arrugas a todo lo largo de la línea de tensión, no sólo en el lugar en el que estoy tirando sino mucho más arriba. Pues igual ocurre en el cuerpo. El lugar donde se manifiesta el dolor no es necesariamente el lugar donde está el origen del problema y si no tenemos una visión global, no vamos a tener resultados realmente satisfactorios.

En mis tratamientos estoy además presente: la sesión se realiza en silencio, antes de cada sesión me tomo unos minutos de meditación para centrarme y durante la sesión mantengo mi mente en estado meditativo.
Esto hace que haya una conexión con una parte que sabe mucho más que yo (no importa el nombre que le pongamos) y se cree una energía que fluye hacia la persona que estoy tratando. Los resultados son bien visibles en los niveles de relajación que se alcanzan ¡y eso que técnicas como el masaje del tejido conectivo son bien fuertes y profundas, realizadas con el codo o antebrazo y usando todo mi peso!

En definitiva, para tener resultados profundos y duraderos, hagamos un tratamiento global mirando al cuerpo como lo que es, una unidad que requiere un tratamiento en el que se le considere como un todo y no como una suma de zonas sin conexión las unas con las otras.

 

Belén Benito
Licenciada en Ciencias Biológicas Acupuntura, Osteopatía, Quiromasaje

acupunturaymas.com

 

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4,6 minutos de lecturaActualizado: 27/03/2024Publicado: 14/02/2018Categorías: Salud NaturalEtiquetas: