¿Quién soy yo? Esta pregunta nos acompaña a lo largo de la vida, desvelando capas de nuestro ser que pueden llegar a ser tan complejas como fascinantes. A medida que avanzamos en nuestras distintas etapas, surgen cuestionamientos sobre nuestra existencia y los motivos detrás de nuestras acciones.
Mi primer encuentro con el trabajo interior personal fue desconcertante. Observé cómo una compañera desnudaba sus emociones y recuerdos más profundos. Me conmovió su dolor, y al mismo tiempo, despertó en mí un eco de mis propias inquietudes. Este proceso de autodescubrimiento, si se aborda con un verdadero compromiso, puede inyectar una nueva vida a nuestra relación con nosotros mismos y el mundo.
Frecuentemente, vivenciamos la vida a través de la lucha y el sufrimiento. Estas emociones son reflejo de nuestras neurosis y de la distorsión de la realidad que nos rodea. Nuestros miedos y juicios afectan cómo interactuamos no solo con nosotros mismos, sino también con el entorno. ¿Te has preguntado alguna vez qué alternativas existen para liberarte de estas cadenas emocionales? ¿Qué cambios debes implementar para alejarte de lo que no te beneficia?
Es posible que al llegar a una determinada edad, esa sensación de estancamiento se haga más palpable. Anhelamos ser más proactivos, a enfrentar con valentía nuestra ira y rencor. Pero, ¿cómo se logra esa paz interna? Quizás debas abordar el proceso de ‘pelar las capas de la cebolla’. Cada capa representa un aspecto de nuestras neurosis. A medida que las eliminamos, nos encontramos más cerca de un vacío, un espacio que puede resultar incómodo, pero que es esencial para el crecimiento.
Este vacío se convierte en un punto de inflexión, donde confrontamos partes de nosotros que tememos. Este viaje hacia la autoconexión no está libre de dolor ni miedo; sin embargo, aprender a manejar estas emociones puede llevar a una mayor confianza y tranquilidad. En lugar de luchar contra nosotros mismos o el mundo, ¿no sería más liberador aprender a aceptarnos tal cual somos?
En la Arteterapia Gestáltica, cada participante se convierte en su propia obra de arte. A través de la expresión plástica, descubrimos nuestros patrones de pensamiento y emociones. No solo somos observadores, sino también creadores de nuestras vidas. Este proceso nos enseña a manejar nuestras experiencias con una perspectiva de confianza y amor, en lugar de huir del miedo.
Construimos nuestra realidad desde dentro; esto implica soltar viejas reacciones automáticas como la rabia y la culpa. Al aceptar el vacío emocional, no como un enemigo, sino como un compañero en nuestro viaje, encontramos la compasión y el amor que necesitamos. Esto nos permite experimentar una vida más plena y auténtica, donde la lucha cede ante la aceptación.
Invierte en tu valentía: atrévete a conocerte a ti mismo, es el mayor regalo que puedes darte. El resultado será vivir la vida en toda su autenticidad.
Rocio Barba
Terapeuta
