Biodanza: la mejor versión de mí mism@

¿Quieres más?

¿Te gustaría estar siempre al día con las últimas tendencias, consejos y secretos?  Suscríbete a nuestro boletín mensual y sé parte de una comunidad exclusiva.

 

¿Cómo puedo sacar más partido a mis cualidades?
¿Cómo acercarme a lo que quiero ser?

Aquí van cinco pistas en forma de paradojas. Porque la integración es la clave del desarrollo personal.

Son aspectos que puedes invocar en tu vida y que están permanentemente presentes en la Biodanza. Un sistema sumamente divertido y armonizador creado por Rolando Toro Araneda que nos ayuda a volar hacia lo que podríamos ser.

IDENTIDAD Y FUSIÓN

Una de las paradojas que más llaman la atención.

Muchas personas podemos temer entregarnos, por ejemplo al amor, por Biodanza se integran ambas posibilidades con danzas enérgicas, llenas de expansión, creatividad, singularidad, ímpetu, determinación y fuerza con otras de acercamiento progresivo, comunión, reciprocidad, vínculo, unión con otras personas y con el todo; algo similar a un dulce trance.

«Durante el trance el individuo tiende a percibirse a sí mismo como parte de la totalidad del universo, mientras que en el estado de identidad, de conciencia de sí, se siente un “centro de percepción del creativas frecuentemente hacen gala de su capacidad para definir sus propios objetivos y avanzar hacia ellos a veces trascendiendo los dictados del entorno. El tendón de Aquiles de esta “proactividad” aparece cuando nos topamos con un muro y lo embestimos obstinadamente. Cuando perdemos energía en una quimera luchando contra los elementos.

Al otro lado del río está la posibilidad de fluir con lo que ocurre, aceptar lo que somos, lo que son las demás personas y los acontecimientos de la vida.

La habilidad para adaptarnos a lo que está aconteciendo, “dejarlo estar” y aprovechar las fuerzas naturales del contexto. «No es necesario empujar la vida. Sólo fluir con ella y entregarse completamente a las tareas del momento Biodanza vivirás muchas danzas para integrar la parte yang, activa y penetrante, el “ir a por lo que quiero”, con la parte yin, pasiva y receptiva que nos ayuda a “aceptar lo que me viene”.

Es tan importante “adaptarnos a lo que está ocurriendo a nuestro alrededor y aprovechar su inercia” como “avanzar con perseverancia hacia nuestros propósitos”. Quizá hay un momento para cada camino.

Flexibilicémonos para crear diferentes estrategias y adaptarlas a la situación.

ÉXTASIS E ÍNTASIS

La Biodanza nos ayuda a percibir la realidad de forma más profunda, a captar la esencia de las personas y del mundo, nos proporciona un cambio en el sentido y significado del todo.

Los seres humanos tenemos dos tipos de estados de conciencia:
• los estados “alternativos” (la conciencia ordinaria y el meditación, hipnosis, drogas o procedimientos de trance).

Las cuidadas secuencias de ejercicios de la Biodanza nos permiten un suave “trance” integrador que nos lleva a una conciencia ampliada.

No te preocupes que no “perderás” la conciencia ni saldrás viendo dragones pero sí es frecuente experimentar:
“éxtasis” (descubrir lo bello de fuera, percepción de todo lo que existe e identificación con el universo, las múltiples criaturas y las personas), e
“íntasis” (descubrir lo bello de mí y todas mis potencialidades, felicidad de ser yo mismo/a).

El vivir estas experiencias nos engrandece, amplía nuestras posibilidades y encontramos nuevos sentidos que iluminan nuestro camino.

AMOR A MÍ Y A LAS DEMÁS PERSONAS

De la misma forma que en las paradojas anteriores, cuanto más me amo, más fácil me resulta amar a otras personas y viceversa.
Una frase perniciosa: “Hasta que no te ames a ti, no podrás amar a nadie”. Personas afincadas en uno de los polos no saben ver la danza recíproca. Pareciera que la solución que nos dan es que nos vayamos a una montaña solitaria a practicar el amor propio y regresar al cabo de unos meses con destrezas para querer a los demás. Nada más lejos de la realidad.

Podemos trascender los polos…
Egocentrismo: atender sólo mis intereses y necesidades personales.
Alterocentrismo: vivir entregándonos a las necesidades e intereses de las demás personas.

El constatar que soy amado/a me alimenta para poder quererme. La percepción de amarme me da la confianza para entregar mi amor a otras personas.

En Biodanza se dan las condiciones adecuadas para acercarnos a lo que Rolando Toro llamaba el “amor antropológico”, es decir, el amor al ser humano por el hecho de ser un ser humano. Algo que trasciende al amor por las personas que ya queremos (amistades, familiares, amantes…).

La Biodanza desarrolla nuestras competencias afectivo-sociales con innumerables ejercicios, experiencias con las que integramos de forma natural nuestra empatía, asertividad, seducción, confianza…

Rolando Toro elaboró una escala con los niveles de “vínculo” basándose en diferentes autores:
1- individualismo anárquico,
2- personalismo y colectivismo,
3- prioridad del “nosotros” y del diálogo,
4- nutrición recíproca de la identidad del otro,
5- empatía y
6- epifanía del encuentro que lo que se experimenta en Biodanza.

De forma progresiva, cada mirada, cada abrazo, cada caricia que damos y recibimos, nos acerca a una relación más humana y afectuosa con nosotros mismos/as y con las demás personas.

«Cuando me encuentro con el otro, comienzo a tener noticias de mi» (Rolando Toro).

CONFIANZA Y HUMILDAD

Finalmente, para ser aquello que queremos ser, es necesario tener valor.

No ausencia de miedo sino coraje para:
• despegarnos de lo que no queremos ser y que creemos irremediable,
• valorar lo que somos y a veces no vemos y
• abrirnos a la grandeza de lo que podemos llegar a ser.

Algo que a veces da vértigo puesto que no tenemos límites para el crecimiento. Puede causarnos sobrecogimiento el comprobar lo alto que podemos llegar.

No nos ayudará creer poco en nuestro potencial o “pelearnos” con esas características propias que creemos defectos cuando en realidad son singularidades que nos hacen irrepetibles.

Tampoco nos ayudará una prepotencia que nos ciegue ante las dificultades o la maravilla de las demás personas.

Confianza para apostar y humildad para reconocer.

Partir de nuestras virtudes para alcanzar la mejor expresión de nosotros/as mismos/as.

David Díez Sánchez
Facilitador y Didacta de Biodanza Sistema Rolando Toro con más de 9 años de experiencia.
Director de la “Fundación Neuronilla para la Creatividad e Innovación”.
daviddiez@neuronilla.com 

Haz tu buena obra del día ¡Compártelo!

Comenta este artículo