Atrofia muscular y columna vertebral

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Si tomamos nuestro cuerpo, en especial la espalda, como la metáfora de un barco, la columna Vertebral sería el mástil y las velas que se sujetan a éste, los músculos, que se ven sometidos a fuertes vientos (stress diario, accidentes, enfermedades, etc.) modificando la posición y flexibilidad del mástil, comprometiendo así la navegación, en este océano inmenso que es nuestra vida, con sus pros y sus contras. Necesitamos pues, velas fuertes (músculos) y flexibles a la vez, que hagan este viaje más llevadero.

Pero la falta de actividad, el sedentarismo, pone en peligro esta necesidad y la atrofia, la falta de un tono adecuado del tejido muscular, compromete la buena salud de nuestra columna.

Cuando los músculos de la espalda, no se someten a una actividad física mínima, esto normalmente tiende a degenerarse, es decir, se endurecen, sufren fibrosis, se adhieren, se pegan y dificultan el buen funcionamiento de las articulaciones, sobre todo vertebrales y por último, se atrofian, pierden su volumen y tono, es decir, capacidad de respuesta a los quehaceres cotidianos que solicitan una actividad corporal.

El músculo cuando se degenera obstaculiza la circulación capilar local, dando lugar a una asfixia progresiva de los tejidos que pierden sus cualidades de elasticidad y se vuelven más frágiles frente a las tensiones, inflamaciones e infecciones. La atrofia muscular disminuye la aportación sanguínea a las vértebras, lo que favorece que produzca la osteoporosis y la descalcificación, debilitando así el eje vertebral y haciéndolo más vulnerable a las agresiones externas, ejemplo una caída o golpe fortuito.

El ser muy friolero y la sensación de frio en las vértebras, puede revelar una disminución de la microcirculación local y explican quizás la mayor sensibilización a las influencias de las “energías climáticas”: frío, humedad, viento,… que en este tipo de personas, puede desencadenar neuralgias, e incluso bloqueos completos de una parte de la columna vertebral, sobro todo a nivel lumbar y cervical. La atrofia muscular se puede encontrar en cualquier edad, no solo es propia de adultos o tercera edad. Entre las consecuencias de la ausencia de actividad muscular, tenemos:

  • El enlentecimiento de la circulación, primera fase de la obstrucción arterial.
  • Aumento del tejido graso, que disminuye la calidad muscular.
  • El organismo global y no solo la columna envejece.
  • Caída o descensos de los órganos abdominales (intestino, estómago, vejiga, útero,…), apareciendo la “curva de la felicidad” bajo el ombligo, que ni haciendo abdominales desaparece.

En esta cuestión de la atrofia muscular se suele proceder, es decir, cometer errores según las edades a las que afectan, a fin de darle solución.

En el niño:

Lo normal es dejarles sin hacer deporte o gimnasia, si sufren de la columna. Cuando lo suyo es que se ejerciten bajo supervisión de buen profesional, ya que el deporte desarrolla su musculatura y refuerza su columna vertebral, es decir, mineraliza sus huesos en formación. Además, disminuye el desarrollo de tejido adiposo, que sustituye fácilmente al músculo en ausencia de ejercicio físico. Además, eximir a un niño de hacer ejercicio, refuerza su creencia de que el ejercicio es nocivo para él, disminuye su autoestima.

Si existe deformaciones de la columna como escoliosis, hiperlordosis, …, se hace necesario una colaboración estrecha del osteópata y el profesor de gimnasia, yoga, natación, gimnasia suave. Son actividades aconsejables.

En cuanto al adulto:

Incluso si ha sido deportista asiduo, el sedentarismo, la falta de actividad crea también atrofia muscular, que da lugar a dolencias de espalda, sobre todo a nivel lumbar, por la pérdida de tono del cinturón abdominal. Los deportes no violentos como natación, caminar, yoga o estiramientos pueden ser un buen comienzo.

Tercera edad: 

El enemigo público número uno, es la desnutrición y la ausencia de actividad, causantes de la mayoría de los dolores vertebrales, la atrofia muscular se impone sigilosamente. Mi consejo es gimnasia suave, caminar, remineralización, más dieta que favorezca alimentos alcalinos (cereales integrales, frutas y verduras…) como señalé antes, el ejercicio vuelve a cargar la bomba circulatoria a nivel capilar, lo que mejora la función de los nervios, ligamentos, y cápsulas articulares de las vértebras. Pero a fin de desarrollar los músculos de nuestro raquis, y así evitar la atrofia muscular, se hace necesario llevar a cabo un orden en la mejora de este proceso. Antes de tonificar, e incluso muscular una espalda es necesario haberlo flexibilizado, desbloqueado y realinearlo con osteopatía o reeducación postural. De esta manera la reversión de la atrofia muscular, se hace desde una columna bien estructurada, donde las piedras angulares del raquis Vértebras: C4 (cervical nº 4), D4, D8 (Dorsal 4 y 8) y L3 (lumbar nº 3), L5/S1 (lumbar 5 y 1ª sacra), que mantienen equilibrado el “mástil”, permitirán un buen despliegue de las “velas”, la musculatura.

ESTUDIO DE 3 CASOS

1) ATROFIA MUSCULAR JUVENIL, ESCOLIOSIS
Hace años trate a una niña de 13 años, con una escoliosis doble, es decir, lumbo-dorsal no muy grave, tan solo 11º en dorsales y 13º en dorsales.
La primera reacción de sus padres fue presentar en el colegio un informe sanitario que le eximia de las actividades deportivas. A fin, según ellos, de que la disfunción no progresara. Acudieron a mi consulta, no solo en busca de tratamiento, sino también que les apoyara en esta decisión. No tuve más remedio que ser tajante y explicarles de una manera clara y sencilla, como esta decisión podría tener consecuencias anatomo-fisiológicas en su columna vertebral, así como emocionales.

La niña tenía un sobrepeso de unos 10 kg e incapaz de caminar con un porte recto, erguido y flexible. La atrofia muscular, no sólo de la espalda, sino también en los brazos y piernas era visible, patente. Se cansaba si caminaba durante más de una hora, extraño para una niña de su edad. Realizar juegos que implicasen correr, sencillamente no eran de su agrado. A esta edad ¡uno no para!.

El tratamiento fue un completo éxito, solo tuve que convencerlos de que realizase de manera progresiva otra vez ejercicio, aparte de mantenerme en contacto con su “profe”.

b) ATROFIA MUSCULAR EN ADULTO, PTOSIS ABDOMINAL

Virginia, 35 años, había sido una asidua deportista en su juventud, y en su etapa universitaria, practicando el duro oficio de ser atleta de fondo (carreras de 10 km, 21 km y maratones 42 km).

Al incorporarse al mundo laboral e independizarse, el stress ante esta nueva etapa de su vida, la hizo abandonar definitivamente el mundo del atletismo. La reacción de su cuerpo ante el paso de mucha a poca actividad, ya que trabajaba todo el día sentada como informática, fue el sobrepeso.

Virginia acusaba una atrofia muscular, que consistía en una pérdida del tono muscular del abdomen, en definitiva, una ptosis (descenso) como señale anteriormente, de los órganos abdominales que la provocaban una compresión de la charnela lumbo-sacra, L5/S1, y cuando tenía el periodo, esto originaba una ciática en la pierna derecha. Esto es lo que en osteopatía llamamos ciáticas de origen visceral.

El tratamiento, aparte de hacerla tomar conciencia de la necesidad de volver a incluir el deporte en su vida, y así mejorar el tono muscular y que favoreciera la flexibilidad y fuerza de la musculatura lumbar, era necesario tratar el desajuste pélvico músculo-esquelético y la ptosis abdominal.

c) ATROFIA MUSCULAR 3ª EDAD, HIPERCIFOSIS

Dori, tenía 85 años y una curiosidad desbordante en todo lo que se refería a la medicina natural, vivía sola y se ocupaba de su casa, sin prácticamente ayuda, siempre tuvo una gran vitalidad y alegría, hasta que se quedó viuda y, al poco le instalaron una prótesis de cadera. Esto le hizo perder su autoestima. Empezó a salir menos a la calle, pasear, ir de compras, tomar café,… Su nivel de actividad física disminuyó considerablemente. Aparte, el hecho de tener que comer sola, la hizo descuidar su alimentación, dando lugar a déficit nutricionales,… El terreno de la falta de tono muscular crónico, atrofia, estaba servido. Lo más obvio en columna vertebral era la hipercifosis dorsal.

El tratamiento consistió en sesiones de T.G.O. (Tratamiento General osteopático), a fin de mejorar la vascularización y la flexibilidad de su columna, en especial, la zona dorsal.

También se hizo necesario, la programación de ejercicios sencillos de Reeducación Postural que corrigiesen en la medida de lo posible la hipercifosis.

Espero que este artículo os haya ayudado a comprender la importancia de una buena calidad muscular en la salud de la columna vertebral.

Eutiquiano Endje
Osteópata. Terapeuta craneo-sacral
Reeducacion postural
www.cuerpozen.com

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7,5 minutos de lecturaActualizado: 21/03/2019Publicado: 07/12/2015Categorías: Salud NaturalEtiquetas: , , , , , ,

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