Arteterapia: creatividad + psicoterapia

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La vida de cada uno de nosotros es un acto creativo. Creamos nuestra existencia, el cómo nos comportamos, qué sentimos, qué pensamos. Según son nuestras creaciones así es nuestra vida.

Cada persona está en una constante creación y evolución de su vida. Es alentador tomar consciencia de que puedo crear mi propia existencia de la manera en que la he concebido. Crear la vida, tu vida, mi vida, requiere responsabilidad, constancia, alegría, amor a uno mismo, dedicación, entrega, y un largo etcétera que puedes añadir a gusto de la creación de cada uno.

Quizás lo más rápido es pensar ahora: “pues yo no estoy viviendo lo que me gustaría estar viviendo. Así que esto no puede ser cierto, pues yo querría ser… o estar en… y no es así” – ponga cada uno detrás de los puntos suspensivos sus anhelos-.

La Arteterapia, como terapia creativa, es un encuentro donde se elabora un proceso de crecimiento desde una forma especial de aprendizaje que invita a explorar y descubrirse a uno mismo creando una nueva obra. El proceso creativo es terapéutico por si mismo ya que nos facilita expresarnos y examinar el contenido y las dimensiones de nuestra vida interior. Hacer arte es una forma de concretar nuestra necesidad de un tipo de vida más amplia y profunda. utilizando recursos artísticos como pintura, arcilla, fotografía, collage, música, teatro. Etc. No es necesario dominar estas artes a nivel estético para su utilización en terapia. Cada persona podrá acceder, según la situación o la problemática requiera, a la utilización de estos recursos como facilitadores de su proceso de “darse cuenta”, tanto por la elección de los materiales como por el proceso que está llevando a cabo al realizar la obra.

La creación de la obra se convierte en una proyección de nuestro mundo, un mundo que coloreamos en función de la visión que de este tenemos. Esta proyección puede ser una proyección creativa que te invite al darte cuenta, a la resolución de conflictos o te dé el impulso a realizar tu vida de una manera más fluida y espontánea, o puede ser una proyección patológica donde te muestres como ves un mundo desde una visión parcial de la realidad, como podría ser el caso de una persona rabiosa que ve un mundo destructivo y cruel y no es capaz de darse cuenta que coexiste también con la bondad y el amor.

La obra nos permite entonces generar un diálogo entre nuestras partes polarizadas de de manera que podamos comprenderlas, atenderlas e integrarlas, transformándolas en creativas. De esta manera la persona se reconcilia con los opuestos que existen dentro de sí misma y comienza a experimentar su totalidad.

La persona que proyecta creativamente pone su energía en el conflicto al servicio de una comprensión más profunda de sí mismo, mientras que la persona que proyecta patológicamente se estanca pues está bloqueada en el conflicto y desde ahí no tiene la libertad de decidir cómo actuar.

La misión del Arteterapeuta será acompañar a la persona proporcionándola un mapa cognitivo adecuado que incluya las experiencias y los aprendizajes que el sujeto tiene de sí mismo para posteriormente establecer los movimientos concretos que harán factibles las soluciones para la persona.

El proceso de creación de una obra nos invita a estar presentes en el Aquí y Ahora, convirtiendo la Arteterapia en una experiencia meditativa profunda, que nos permite expresar sin palabras aquellas experiencias y conflictos que subyacen en nuestra manera de sentir y comportarnos en la vida.

La creación de nuestra obra nos invita a una catarsis pues estimula la liberación intensa de emociones o experiencias previamente contenidas y no digeridas por nuestra psique. De esta manera se ayuda a abordar situaciones conflictivas sin experimentar un nivel alto de ansiedad. Esto ocurre de esta manera porque las herramientas artísticas son un medio menos utilizado que el lenguaje y por lo tanto es menos susceptible de ser controlado. De esta manera, salen a relucir temas inesperados.

Al mismo tiempo, la Arteterapia se convierte en un proceso lúdico y amable para abordar y resolver nuestros conflictos, integrando nuestro mundo interno y externo, ya que el creador debe relacionar sus sentimientos e impulsos internos con las expresiones externas. Conseguimos de esta manera ordenarnos y descubrirnos a nosotros mismos y a nuestro entorno desde una perspectiva diferente y novedosa.

 

Rocío Barba
Terapeuta Gestalt, Arteterapeuta y Coach

www.psicoarte.es

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4,3 minutos de lecturaActualizado: 21/11/2017Publicado: 11/07/2017Categorías: Estilo de VidaEtiquetas: , , , , , , , , , , , , ,

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